Una gestora para el PSOE

Ignacio Ortega
Militante socialista
 
Ttenía razón Pepe Blanco cuando, tras el desastre electoral, señalaba que "no es el momento para lamentarse, sino para levantarse". Algunos responsables políticos han asumido su responsabilidad ante semejante catástrofe electoral, se han levantado de su puesto y han dimitido; otros, sin embargo, han claudicado con fórceps. No pasa nada. Ante esas situaciones el PSOE está dotado de instrumentos estatutarios que regula los sucesivos procedimientos.

La Normativa Reguladora de la Estructura y Funcionamiento General del PSOE, capítulo II, art. 60.1 regula que ante "la suspensión de funciones del órgano Ejecutivo y la suspensión de actividad orgánica comportará la designación de una Comisión Gestora" que tome las riendas de la agrupación local.
 
Es el procedimiento general del PSOE Federal el mismo con el que se ha dotado a la agrupación municipal de Jaén, Ciudad Real, Ronda, Villaviciosa o Fontanar en Guadalajara hace unos días, por poner algunos ejemplos. Entonces, ¿quién plantea así, a mocho, ya, urgente, una Asamblea y no una Gestora para la capital que dé paso a una reflexión serena?, ¿qué intereses podrían mover la urgencia?
 
El objetivo en todos los casos por el que se crearon esas gestoras no es otro que conseguir que un órgano de dirección, independiente y neutral, la Comisión Gestora, articule una asamblea donde se dé entrada a una nueva dirección capaz de representar, por una parte, los nuevos tiempos a los que se enfrenta el socialismo almeriense, y, por otra, que se entronque con los nuevos retos que demanda la sociedad actual.

Es necesario una gestora para la agrupación municipal de Almería que despeje su horizonte político, una Comisión Gestora con autoridad política y moral, que acometa la importante tarea de comenzar por organizar una asamblea -y no al revés- donde todas las opiniones tengan su asiento y donde los militantes socialistas puedan trabajar en la elaboración de una nueva ejecutiva municipal que nos reconcilie con el partido y con el conjunto de la sociedad.
 
El socialismo almeriense de la capital debe de marcarse un nuevo rumbo, el cual sólo puede ser fijado por dos claras coordenadas: un claro posicionamiento en sus políticas socialdemócratas, que redefina su función, recupere sus valores, y lidere un modelo capaz de ser alternativa efectiva a la ofensiva neoliberal de la derecha. Y más democracia interna ampliando los cauces de participación y respetando la voluntad de su militancia, aunque sea contraria a los intereses del "aparato", eligiendo a los candidatos idóneos en los distintos niveles de representación que regenere la práctica política democrática.
 
Parafraseando a Tácito podría decir que los socialistas almerienses preferimos "las tempestades de la libertad, a los silencios de la muerte". Porque algo se mueve en el socialismo almeriense.

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