Kayros
Periodista
A los candidatos del PSOE, Alfredo Rubalcaba y Carmen Chacón, se les ha acusado de venir a Andalucía por ser tiempo de elecciones. El resto de maldades las dejo en boca de Rafael Hernando. Léanlas ustedes, que no tienen desperdicio. Puestos a comparar, el PP ha hecho lo mismo. Pone su convención en Málaga, aparece el escondido Rajoy aplaudido a rabiar “nemine discrepante, se aplazan los grandes recortes para después del triunfo, se crean emisoras privadas de televisión que digan” lo que la otra no dice (advierto que esto no es nunca malo con tal que no hagan proselitismo). Es claro, pues, que toda esta farándula de convención tiene por objeto apoyar a Javier Arenas.
A tenor de los buenos resultados del 2ON, su tema número uno es el empleo. Tienen la solución, “saben lo que hay que hacer y cómo hacerlo, y desde luego lo van a hacer”. Esta fraseología se asemeja a los mantras de cualquier gurú indio. Lo más que se esconde en ella de ser cierta, se verificará con el tiempo, ahora mismo no pasa de promesas. Ahora bien, hay algo que repugna al oído. Y es “la revolución del cambio”.
Puedo entender que se cambien de alcaldes y de diputados, pero que la derecha haga la revolución, como no sea la que propugna la Duquesa de Alba, es algo difícil en Andalucía.¿ No será la revolución pendiente de Franco que la dejó muerta in soecula soeculorum? Ni unos ni otros lograron la reforma agraria. Los grandes latifundios volvieron a sus señoritos. Es cierto que ha nacido una clase media mucho más culta gracias como poco a la educación pública. Aquí está la clave de estas elecciones.
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