Ere, fiestas, copas... y lo que se tercie

Juan Carlos Blanco
Director Adjunto de El Correo de Andalucía

Francisco Javier Guerrero se merece la presunción de inocencia de la que disfruta cualquier ciudadano en un Estado de Derecho como el de nuestro país. Pero se ha currado el que todo el mundo lo tilde de truhán a cuyo lado Rinconete y Cortadillo no eran más que dos advenedizos en el arte del mangoneo. Lo de su presunto uso de fondos públicos  para la adquisición de cocaína y para irse de fiestas y de copas oscila entre lo escandaloso, lo chusco y lo casposo.

Pero más allá de la estupefacción general por esta nueva rama del escándalo de los ERE y las ayudas ilegales, lo que asusta más de esta nueva revelación es  que podamos pensar que este señor tan fino haya sido durante casi una década el tipo que manejó las ayudas económicas de la Junta para las empresas en crisis. ¿Es que nadie se dio cuenta en todo ese tiempo del morlaco que tenían encima? ¿Vivían en Babia todos los responsables políticos con los que convivió? ¿Es esto admisible sin que nadie pague por ello políticamente?

En fin, son preguntas para un caso del que, encima, no sabemos si todavía queda algo aún peor por llegar. Al tiempo.

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