Teleprensa
Editorial
Finalmente Francisco Camps y Ricardo Costa han salido libres del caso de los trajes. La justicia ha hablado y considera que no ha sido demostrado que no se pagaran sus trajes ni que si recibían regalos éstos fueran a cambio de. Sin embargo, que ante un juez o jurado popular no se pueda demostrar algo no significa que eso no haya sucedido y que más de una de las declaraciones grabadas, que ya se filtraron en su día y ahora se han repetido en sala, levanten los colores a más de uno. Hoy el debate se plantea en cómo se rehabilita la imagen del personaje. Pues no hay que rehabilitarla, francamente, bastante tiene con no sufrir condena.
Y es que el guante blanco ha estado siempre a la orden del día. Lo que está claro es que quien la quiere hacer no se va a exponer a una flagrante constatación de que lo está haciendo, sino que se asesorará para evitar que no le puedan pillar por ninguna parte. Que no le puedan acusar judicialmente claro está, porque social y políticamente es otra cosa.
Todo esto viene a cuento del caso de La Fabriquilla en Roquetas de Mar. Esta semana ha vuelto a saltar a los medios de comunicación -claro que no a todos- el tema de una supuesta prevaricación cometida por el Ayuntamiento con una licencia para la construcción de una vivienda. Hasta dos veces ha sido convocada la prensa local por dos formaciones políticas para hablar del tema. Y ¿qué ha pasado? Como por arte de magia, todo se ha quedado en un quiero y no puedo. Una la desconvocó y la otro optó por hablar de otros temas. Probablemente es un problema de enfoque porque un político no tiene por qué enjuiciar en un plano legal a ningún contrincante pero sí puede criticar las formas de hacer las cosas.
El tema de La Fabriquilla viene de atrás, tan atrás como el año 1996, cuando una mujer vendió sus terrenos no urbanizables y comprobó pocos meses después como el pleno roquetero los recalificó dándoles un valor nada desdeñable. De acuerdo que el tema haya prescrito y no se pueda ir a tribunales, pero políticamente es más que denunciable. De hecho a Izquierda Unida no le ha preocupado decir que aquello fue una 'irregularidad manifiesta'.
No obstante, es preferible creer que no se han pronunciado por no saber como enfocar la información a sospechar que otros intereses o temores pueda haber detrás. Porque no es la primera vez que los asuntos turbios tienen que ver con el Ayuntamiento de Roquetas de Mar.
Y es que el guante blanco ha estado siempre a la orden del día. Lo que está claro es que quien la quiere hacer no se va a exponer a una flagrante constatación de que lo está haciendo, sino que se asesorará para evitar que no le puedan pillar por ninguna parte. Que no le puedan acusar judicialmente claro está, porque social y políticamente es otra cosa.
Todo esto viene a cuento del caso de La Fabriquilla en Roquetas de Mar. Esta semana ha vuelto a saltar a los medios de comunicación -claro que no a todos- el tema de una supuesta prevaricación cometida por el Ayuntamiento con una licencia para la construcción de una vivienda. Hasta dos veces ha sido convocada la prensa local por dos formaciones políticas para hablar del tema. Y ¿qué ha pasado? Como por arte de magia, todo se ha quedado en un quiero y no puedo. Una la desconvocó y la otro optó por hablar de otros temas. Probablemente es un problema de enfoque porque un político no tiene por qué enjuiciar en un plano legal a ningún contrincante pero sí puede criticar las formas de hacer las cosas.
El tema de La Fabriquilla viene de atrás, tan atrás como el año 1996, cuando una mujer vendió sus terrenos no urbanizables y comprobó pocos meses después como el pleno roquetero los recalificó dándoles un valor nada desdeñable. De acuerdo que el tema haya prescrito y no se pueda ir a tribunales, pero políticamente es más que denunciable. De hecho a Izquierda Unida no le ha preocupado decir que aquello fue una 'irregularidad manifiesta'.
No obstante, es preferible creer que no se han pronunciado por no saber como enfocar la información a sospechar que otros intereses o temores pueda haber detrás. Porque no es la primera vez que los asuntos turbios tienen que ver con el Ayuntamiento de Roquetas de Mar.
Mi enhorabuena; tocan ustedes el asunto desde el plano Moral, que es lo que nos toca a todos excepto a los tribunales, para ellos queda el plano jurídico.
ResponderEliminarLo lamentable es que la sociedad y con ella los partidos políticos estén tan viciados, que no disciernen que a ellos toca hablar de moralidad y acatar las decisiones judiciales; claro que para eso, la justicia ha de ser un poder independiente, cosa que no ocurre en este pais.
Y es por tanto que a los ciudadanos toca enjuiciar moralmente y a los políticos, esto mismo y además cambiar las leyes para que sea efectiva la separación de poderes, asignatura pendiente en todas las legislaturas sea con mayoría o sin ella, sea con partidos de derechas o de izquierdas.
Y al fin espero un país en el que los fiscales sean independientes, los jueces imparciales y los juzgados populares, que sean populares pero no “juligan” de populares o socialistas.