PSOE: revitalización o continuismo

José María Ortega

Exdelegado de Cultura de la Junta de Andalucía

Hoy se reúnen en Almería 240 militantes socialistas de toda la provincia, elegidos como delegados previamente en sus respectivas asambleas locales, para debatir y decidir por votación en congreso provincial dos cuestiones fundamentales: las enmiendas a la ponencia marco que se llevarán al 38º Congreso Federal del PSOE, a celebrar en Sevilla, y a los delegados que las defenderán y elegirán cuál de los candidatos presentados conseguirá la Secretaría General del partido.

Como no voy de delegado (ya he dicho en alguna ocasión que no busco cargo alguno, ya los ocupé, prefiero trabajar desde la base, decisión que recomiendo a ciertos compañeros que también los ocuparon), quiero manifestar mi opinión al respecto. Puede que algún delegado o delegada joven sienta curiosidad por oír la voz de mi experiencia. Los mayores no debemos pensar en el partido a corto plazo, porque queramos agarrarnos a un éxito inmediato para poder disfrutarlo, hemos de pensar y trabajar para el futuro  que han de liderar otros más jóvenes.

En la ponencia marco se constata que el 20-N bastantes electores socialistas optaron por  otras fuerzas de izquierda o por la abstención e incluso por partidos de centro-derecha y que, en realidad, hemos  perdido parte del voto joven, urbano, y de grupos con un alto nivel educativo. Esto nos obliga a reconocer lo que hemos hecho mal y a  buscar la forma más eficaz de corregirlo para conectar no sólo con los votantes que se han retirado, sino también con otros sectores progresistas emergentes que antes hemos ignorado.

Hacer más atractivo el partido y atender las nuevas exigencias políticas de los ciudadanos requiere un nuevo modelo de organización capaz de afrontar los duros problemas sociales del futuro y esto determina el  nuevo perfil de la persona que aspire a liderar el PSOE.

Dando por sentado que tanto Alfredo Pérez Rubalcaba como Carme Chacón reúnen méritos sobrados para liderar el partido y presidir el Gobierno, hay que optar por uno de ellos y esta gran responsabilidad obliga al delegado a buscar los matices diferenciadores entre ambos e inclinarse por  quien ofrezca el perfil más idóneo, sin que esto suponga un desprecio al otro, puesto que después todos hemos de trabajar juntos en el fortalecimiento del PSOE, cuyo objetivo inmediato es que Pepe Griñán siga su buena gestión al frente de Andalucía.

En dicha tesitura, yo elegiría  a quien, habiendo demostrado eficacia en su gestión, poseyera más vitalidad, más iniciativa, más dotes de liderazgo,  más atractivo, más expectativas de futuro,  más posibilidades de conexión con la juventud y se rodeara del mejor equipo de colaboradores.

A mi juicio es Carmen, con su fuerte impulso para seguir “haciendo mucho PSOE” y su espíritu innovador,  la que mejor se ajusta al perfil de líder que el partido necesita. El hecho de que Alfredo posea más experiencia en los entresijos políticos, por su mayor tiempo de gestión (aunque ha  sido muy buena) en cargos públicos de alta responsabilidad, también le supone un mayor desgaste y  las urnas del 20-N lo han confirmado.

No puede calificarse a Carmen de inexperta. Ha realizado un trabajo político ascendente desde concejal, teniente de alcalde, diputada nacional en tres legislaturas, vicepresidenta del Congreso, ministra de vivienda y ministra de defensa, y todo ello con sólo cuarenta años de edad. Hay que añadir su sólida formación jurídica como profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Gerona, tras una serie de cursos de posgrado en las de  Toronto, Kingston, Montreal y Quebec, sufragados gracias a las becas y a su trabajo en vacaciones. Su currículum es impecable. No es correcto ni veraz decir que “ella no es solución para el PSOE”, como hizo públicamente Alfredo.

Otra variable digna de evaluación es el equipo de colaboradores y los apoyos manifestados públicamente por ciertos militantes de referencia a cada uno de los candidatos. Podemos apreciar que la mayoría de los que apoyan a Alfredo pertenece o ha pertenecido al llamado “aparato” del partido, con planteamientos  demasiado encorsetados, mientras que los  partidarios de Carmen están más por la apertura, incluso los que desempeñaron cargos ya mostraban su espíritu innovador. En definitiva, opino que él representa la continuidad y ella la revitalización del PSOE.