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¿Qué pasa con la Operación Poniente?

Pepe Fernández
Periodista

La corrupción incrustada en la clase política dirigente española se ha convertido en uno de los grandes problemas para el ciudadano tras el paro y la crisis económica. No nos debe extrañar. La mierda ha llegado, incluso, a los umbrales de la Casa Real. La opinión pública está por tanto muy sensibilizada con el robo institucionalizado y exige machaconamente a través de las redes sociales y otros medios, que se ponga fin a tanta corrupción y despilfarro y que actúe la Justicia con contundencia.

Juan Enciso, exalcalde de El Ejido
La lenta Justicia, a la que no se dota de medios para que sea más eficaz, pero sobre todo para que sea de verdad más Justicia, gana batallas de vez en cuando, pero sabe muy bien esa Justicia que la guerra contra el crimen organizado y la corrupción generalizada la tienen perdida tal y como funciona actualmente nuestro Sistema Penal que pide reformas a gritos.

La denominada “Operación Poniente” en El Ejido ha sido junto a la “Operación Malaya” en Marbella las dos más importantes actuaciones desarrolladas por la Fiscalía Anticorrupción en Andalucía en los últimos años, afectando de lleno la época de vacas gordas y pelotazos por doquier. Una trama de corrupción, la del Poniente almeriense, que empezó a ser denunciada por los medios de comunicación -pocos- en febrero de 2007 y que fue secundada semanas después ante la Fiscalia de Almería por representantes del PP y de IU. Una denuncia a la que seguramente le debió faltar algún sello ya que tardó mucho tiempo, demasiado tiempo quizás, en ser tenida en cuenta por la Fiscalia delegada en Almería e investigada a fondo.

De aquella denuncia contra el alcalde de El Ejido Juan Enciso (PadAL, ex PP) y su camarilla de amigos, familiares y socios, salieron casi setenta imputaciones con un nutrido grupo de ellos en prisión preventiva. Destacaron como presidiarios de Lux durante meses el propio alcalde de El Ejido, el interventor municipal, y varios empresarios pillados in fraganti con las manos en los dineros de los ciudadanos ejidenses.

Montserrat Peña fue la juez instructora a la que le tocó el complejo asunto, logrando ponerlo en pie no sin muchos meses de trabajo y escasos medios humanos y técnicos para meterse a fondo en un lodazal económico tan complejo. Téngase en cuenta que, junto a los imputados locales, en este sumario desfilan con esa garantía jurídica un nutrido tropel de altos ejecutivos de la multinacional andaluza Abengoa. Su presencia en el accionariado de la empresa semi publica ElSur les compromete en tanto que ha sido el instrumento mercantil utilizado para saquear las arcas del Ayuntamiento de El Ejido. Y junto a los altos cuadros de Abengoa, hallamos a ejecutivos de dos cajas que entraron en el accionariado de la empresa matriz, amen de concejales y otros cargos.

Conforme se fueron liberando partes del sumario, la opinión pública almeriense se fue explicando de dónde sacaban para tanto como destacaban. Pero, al mismo tiempo, tuvieron los ciudadanos en sus manos una especie de didáctico manual muy exacto, avalado judicialmente, sobre cómo funcionaban las cosas en la política de aquel trozo de Andalucía o, por lo que se está viendo, en más lugares de la comunidad andaluza. Bastaba leer las conversaciones telefónicas intervenidas para conocer qué poca seriedad y qué poca vergüenza demostraban algunos en el escenario político almeriense. Pero lo más provechoso del manual, socialmente hablando, es que esa era la cara verdadera de esos dirigentes públicos, los mismos que convivían o eran partícipes de la gran corrupción montada a la luz del día. Sorprendió especialmente los movimientos de estos personajes en las ferias de Sevilla, Malaga, Almería o en selectos restaurantes de muchos tenedores, compartiendo momentos de placer y amistad sin escatimar en gastos. Todo ello demostrando una gran impunidad y escasos escrúpulos, sin importarles plantearse de paso corromper a empresarios, a políticos, a jueces, fiscales, policías o periodistas. Lo mismo que calzarse un exclusivo gran reserva de casi un millón de pesetas la botella.

No obstante, la jueza nunca levantó el secreto de las actuaciones en una serie de tomos convertidos en piezas separadas con diversas tramas económicas. De hecho, a día de hoy y que se sepa, esas partes siguen declaradas secretas y la juez Peña ya está desde hace meses en otro destino que tenía solicitado. ( Por cierto, tal y como se informó en su día y la jefa de prensa del TSJA lo desmintió).

El sumario del Caso Poniente sigue abierto y por lo menos dos magistrados se han ocupado formalmente del mismo, desde que Montserrat Peña lo dejó, sin que se conozcan avances en la instrucción. Ha pasado tanto tiempo desde que se pararon las actuaciones judiciales que la vida en el Poniente ha vuelto a recuperar cierto aire de “normalidad”, tanta que hasta el ayuntamiento que hoy preside quien tanto atacó la corrupción de Enciso y sus amigos, contrata servicios municipales con empresas de imputados pasados por prisión.
Ayuda a esa imagen de “normalización” conocer cómo se van levantando imputaciones, parece que incluso con el acuerdo de todas las partes, excepto el PP e IU. (Parece que no suele comparecer de un tiempo a esta parte el letrado de la coalición de izquierdas).

Tanta normalidad, tanto olvido, parece que no desagrada excesivamente a una selecta y determinada clase política almeriense que quizás vea en la distancia de dos años largos de la “Operación Poniente” como el día que el asta rozó la taleguilla de muchos de ellos. Y, a día de hoy, el toro sigue en la plaza y parece que le quedan unos cuantos muletazos judiciales todavía.

Por lo que se intuye, de lo que queda por destaparse de este sumario, parece que pueden salir piezas muy interesantes e ilustrativas, tanto como escandalosas y con alto contenido económico y también político. Pero nadie sabe explicarse por qué no avanza la instrucción y por qué se tiene la sensación de que la OP empieza a ser una historia pasada y lejana que casi todos quieren olvidar, no vaya a ser que continúe.

Tras el parón llevamos un gran silencio de meses, solo roto por el murmullo de voces que lanzan rumores a los cuatro vientos desde Villaricos hasta Adra, pasando por el Cabo de Gata. Pero eso creo que son solo rumores a los que no habrá que hacerles caso. De momento.

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