Turismo y costas

Kayros

Almería

Ayer comenzó en el recinto ferial Ifema de Madrid una nueva edición de la Feria Internacional de Turismo (Fitur). Se trata de uno de los sectores productivos más vivaces de la economía española en estos momentos de crisis. No en vano el Rey lo señala como un fuerte activo generador de riqueza, potente locomotora de nuestra modernización. También el Gobierno que preside Rajoy intentará en breve confeccionar un Plan Integral calificado de prioritario y el ministro del ramo afirma por su parte que va a aprovechar redes y nuevas tecnologías para diversificar mejor la oferta turística dándola a conocer en todo el orbe.

A mi manera de ver viven aquí cuestiones que asoman la cabeza y luego se esconden para nuestro despiste. Por ejemplo, el ministro desea obviamente que haya una gran coordinación estatal, regional y local, pero no sabemos si esto será posible al entrar en conflicto los intereses municipales y autónomicos con los del Gobierno central. Ni siquiera en aquellos sitios donde el Partido Popular gobierna en conexión con sus alcaldes y delegados ha sido posible en el pasado, así es que menos lo será cuando se encuentren con políticos de otra ideología. Lo digo por lo que se deduce de las palabras del Consejero de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo en el sentido de que no va a retroceder ni un paso en relación con la política de costas.

Ya es de sobra conocido el destrozo que se ha hecho con el litoral español desde Barcelona hasta Huelva. El delirio del ladrillo, base en parte del éxito económico de Aznar, parece que asoma de nuevo por debajo de la puerta . Aunque en su día esta política se viera como bendición arcádica del reino de la abundancia, hoy con la burbuja inmobiliaria y toda la cohorte de desgracias que nos afligen, no debiera repetirse.

No se quién ha dicho estos días que España no puede ser otra vez un nuevo Algarrobico. El PP por otra parte tiene bien acreditada su desidia ecologista. Se ha reído muchas veces de la lagartija amarilla y de lo poco que produce Cabo Gata, con la de urbanizaciones que se podrían hacer, aprovechando mejor sus grandes solares baldíos. “No dejaré que se alicate el litoral” machaca el Consejero. Claro que estas bravuconadas pueden quedar en humo si gana Arenas las andaluzas.