José Fernández
Periodista
En la web de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta se explica que su objetivo es "compartir la dedicación de la sociedad andaluza a la tarea de encauzar nuestros pasos en el camino de la sostenibilidad." Es una pena que dos escaladores andaluces no hubieran interiorizado bien este hermoso mensaje cuando hace unas semanas decidieron practicar su deporte favorito en la zona del Barranco de la Coladilla, dentro del parque natural de la Sierra Almijara, en Nerja.
Cuando estos dos jóvenes deportistas escalaban, unas piedras desprendidas como consecuencia de su ascenso malpararon varios ejemplares de plantas protegidas. Oh, agravio, oh, blasfemia. Pues bien, la Junta de Andalucía, el vigilante ojo-que-todo-lo-escruta, ha actuado con la rapidez que todos conocemos y ha cascado una multa de 601,02 euros a cada uno de estos dos delincuentes medioambientales que, con su criminal acción, chafaron unos matojos.
Que uno de los sancionados esté en el paro y que el otro esté divorciado y con un niño de tres años a su cargo no ha hecho temblar -faltaría más- el pulso justiciero de la Consejería. ¿Qué son dos andaluces en comparación con un poco de buxus balearica (nombre científico del boj) aplastado? Pues eso; una puñetera insignificancia. ¡Temblad malvados! Nadie escapará de la vigilancia sostenible de la Junta. Eso sí; para facilitar la escalada deportiva segura, sin daños medioambientales y con todas las garantías de respeto a nuestro entorno natural, que la próxima vez vayan a escalar por la fachada del Algarrobico, donde naturaleza, deporte y legalidad se dan la mano en el, ¿cómo se dice? ah, sí: camino de la sostenibilidad.
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