Como a Felipe II

Pablo Requena
Periodista

Rajoy no tuvo que hacer ni decir nada llamativo para ganar las pasadas elecciones con una mayoría histórica, y a Javier Arenas va camino de pasarle “lomismico”. A Mariano le bastó con el enojo de los españoles con Zapatero, y al campeón andaluz le debería sobrar con el paro, los fondos de reptiles y el “pressing catch” que hay montado dentro del PSOE que dirige Griñán. ¡Ése no dirige ná!, se dirán algunos. Pues sí, lo dirige. Hacia dónde lo hace, es otra historia. Pero vamos, que a estas alturas ni los suyos creen que se vayan a salvar de la debacle electoral que se aproxima. Y hay tanta “paguica” en juego…

Y es que Griñán está a punto de capitanear la mayor derrota del socialismo andaluz desde que hay democracia. Además, lo hará con méritos propios; aquí no vale culpar a la crisis financiera mundial ni a Goldman Sachs. Y como ya me cansa hablar de la pésima gestión del PSOE en Andalucía -motivo más que suficiente para no otorgarle el voto el próximo 25M- quiero centrarme en otro aspecto. Concretamente, ¿quién va a votar a un partido que no sabe dirigirse a sí mismo? ¿En qué cabeza cabe que ese partido, que es incapaz de solucionar sus cuitas internas, va a ser el que sepa resolver problemas como el insoportable paro andaluz?

En efecto, no me cabe la menor duda de que serán cientos de miles los que lo hagan, muchos porque, como decía al inicio, hay demasiadas paguicas en juego, otros por pura torpeza e ignorancia y otros, unos pocos, porque aún ven al PSOE como la única manera de detener el imparable ascenso de la derecha en todo el país. Pero incluso a estos últimos, entre los que tengo muchos amigos y a los que respeto enormemente, hay que recordarles que hay otras opciones, llámense IU, PA, UPyD, Equo o votar en blanco. Pero votar PSOE-A, hoy por hoy y desde mi humilde opinión, es ser cómplice del tremendo desempleo, el oscurantismo de los EREs fraudulentos, el fracaso escolar, el déficit de infraestructuras, los impagos a autónomos y proveedores y un largo etcétera de calamidades varias.

P.D: Sé que algún erudito pudiera poner en solfa el título escogido para este artículo, con el cuento aquel de que el dicho “Así se las ponían…” se refiere a Fernando VII y no a Felipe II. Mi respuesta es que, efectivamente, los estudiosos no han averiguado qué demonios es lo que le ponían a huevo a Felipe II, pero como a Arenas, es para temerse lo peor.

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