Manuel Recio
Consejero de Empleo de la Junta de Andalucía
Corren los primeros años del nuevo siglo. La historia discurre en un país del mundo desarrollado. Una familia acaudalada se da cuenta que las circunstancias económicas y sociales le pueden beneficiar de manera notable si saben aprovecharlas adecuadamente. Se ha producido a nivel general una recesión económica motivada por la codicia de los banqueros. Éstos, aprovechando la ignorancia financiera de las personas de a pie y la natural aspiración de los humanos a querer vivir mejor, hicieron endeudarse a sus conciudadanos más allá de sus posibilidades. La situación se torna catastrófica. Las familias no tienen para pagar sus deudas y, en algunos casos, pueden costearse con dificultad las necesidades más básicas. Aprovechando estas circunstancias, la familia acaudalada tiene clara la estrategia a seguir.
En una situación de depresión, donde ni las casas ni las tierras tienen valor y el trabajo escasea, todo consiste en primer lugar en rebajar las condiciones salariales a los niveles mínimos de subsistencia y quitarle cualquier tipo de protección que les de seguridad (protección sanitaria, educación, cuidado de los mayores y de los enfermos …). Una vez conseguidas estas condiciones, será mucho más fácil volver a aquellos modelos que permitieron a los antepasados de aquellas familias ricas atesorar fortunas inimaginables.
Para tener éxito, una condición necesaria es infundir en la población el miedo. Se les hace ver a los habitantes que la situación puede empeorar, que a este mundo no venimos a un paraíso sino a un valle de lágrimas, y que es necesario hacer muchos sacrificios. Otra consigna que debe calar es que hay tener fe en los más ricos, en la convicción que si ellos llegaron a amasar su fortuna no fue por casualidad sino porque sabían manejar la econonomía mejor que los demás.
Les prometen trabajos de subsistencia a cambio de olvidarse del espejismo de un pasado en el que se consiguió que no importará en qué familia hubieras nacido para poder progresar en la vida con una educación de calidad, de forma saludable y con seguridad a lo largo de tu vida. Todo esto había llevado al despilfarro, haciendo que la herencia recibida fuera una pesada carga que administrar. Pero lo harían por el bien del pueblo, como un acto de filantropía. Una palabra se repite constantemente LA HERENCIA, LA HERENCIA, LA HERENCIA …
Los ciudadanos se sienten engañados por la familia de ricos porque ven que todo lo que les habían prometido era mentira y empiezan una revuelta social. ¿Te suena la película? ¿La has visto?
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