Isabel Morillo
Periodista
Hace algo más de un mes, Alfredo Pérez Rubalcaba subió al AVE Madrid-Sevilla que ayer trajo a más de un millar de personas al 38 Congreso del PSOE y se fue a casa del secretario general de los socialistas andaluces, José Antonio Griñán. Al día siguiente presentó su candidatura. Lo que hablaron lo sabe poca gente, aunque circulan muchas versiones. Lo que sí se puede atestiguar es que ese mismo día el PSOE andaluz acuñó ese ya famoso término de "neutralidad activa" para explicar su posición. "El a mí me dice que es neutral y yo le creo", dijo ayer Rubalcaba en Antena 3. Ya no tanto. En el mes entre su visita y esa declaración han pasado tantas cosas en el PSOE andaluz que nadie podría imaginar que el espacio de tiempo ha sido tan corto.
El partido más influyente, que aporta 234 delegados de los 987 que votarán -supuestamente de forma individual, libre y en secreto- al líder de los socialistas, no es tan neutral. Ayer mismo su número dos, Susana Díaz, asumió públicamente lo que se sabía, que está con Carme Chacón, mitad del PSC, mitad de Olula del Río (Almería), el pueblo de su padre. Ella, dicen, es la "renovación". Puede sumar más que Rubalcaba, dicen, ante la dura e inminente batalla electoral andaluza.
Existen pocas dudas de que San Vicente ha estado trabajando activamente a su favor, por más que la secretaria de Organización quisiera convencer de que el hecho de que Griñán, presidente del cónclave, siga preservándose públicamente demuestra que la neutralidad es "real". El último gran gesto se produjo el miércoles, a escasas 72 horas del inicio del cónclave. La tarde antes, Díaz lo había pactado con los secretarios provinciales afines. Cinco dirigentes (Almería, Córdoba, Málaga, Granada y Huelva) hicieron público un respaldo mayoritario de sus delegaciones -con números incluidos- a Chacón. Los críticos de Cádiz y Sevilla también exhibieron sus votos por la catalana.
Al cántabro, que hasta ahora ha ido con pies de plomo, se le acabó la paciencia. Ayer dijo que le parecía "fatal" y denostó la estrategia del efecto ganador, que busca sumar a los pocos indecisos que hay a la opción aparentemente más fuerte. Ante la queja, Griñán calló. Le recordó que otros dirigentes provinciales, como los de Cádiz, Sevilla y Jaén apostaron antes por él. Detrás están Luis Pizarro y Gaspar Zarrías, como Manuel Chaves, con Rubalcaba.
El PSOE andaluz se ha roto, los congresillos preparatorios para el 38 congreso han aireado las disputas internas en casi todas las provincias (solo Jaén, Granada y Huelva han resistido) y en un gesto inusual el líder regional ha librado un duro pulso con el responsable de la agrupación andaluza más importante, el secretario provincial del PSOE de Sevilla, José Antonio Viera, que ayer de nuevo declaró la guerra sin medias tintas: denunció "presiones ilegales e inmorales".
Los socialistas andaluces no está tan dividido desde 1994. Hay griñanistas y anti-griñaninis -como apodaron a los jóvenes que él aupó a la dirección-, más que rubalcabistas y chaconistas. Si el sábado a las dos de la tarde la secretaria general del PSOE es Chacón, la estrategia habrá sido un acierto. Saldrán fortalecidos. La actual ejecutiva regional, con Susana Díaz como dama de hierro, podrá aspirar a puestos muy relevantes en la futura ejecutiva federal. Griñán podría relevar, sucediendo una vez más a Manuel Chaves, en la presidencia del PSOE. Quizás con un cargo con más poder, dicen en su entorno, y no en un puesto de carácter honorífico. Aunque las verdaderas aspiraciones están en la Secretaría de Organización, puesto para el que incluso sonó Díaz.
Pero la batalla está muy reñida. Mucho. Se cuenta una victoria en pocos votos. ¿Y si gana Rubalcaba? Saldrán fortalecidos los contrarios a la actual dirección de Griñán, la mayoría de la vieja guardia de Chaves, y será muy complicado que puedan volver a tomar las riendas para encaminar al partido hacia las elecciones del 25 de marzo. Las listas al Parlamento comienzan a elaborarse el lunes. En plena resaca. Se abre el peor escenario electoral que se recuerda para el PSOE andaluz y pueden quedar destrozados en una guerra interna que no se esperaba hasta después de marzo.
Griñán pujó por adelantar el congreso y porque se celebrara en Sevilla en la víspera de las autonómicas. Muchos lo ven suicida. Un error. Otros le alaban su apuesta. Él tiene su "corazoncito" pero insiste en no desvelar de quién es. No importa. Se sabe, otros lo han aireado.
(El Correo de Andalucía)
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