Antonio Lao
Director de Diario de Almería
Pabellón 18. Zona norte del gran edificio que alberga Fruit Logistica. Puerta de salida de los miles de visitantes que cada día se dan cita en la Messe, la gran feria de la agricultura del mundo en el corazón de Berlín. Allí, en una esquina, es donde se concentran las empresas de Andalucía y las de Almería, mayoría entre las que acuden cada año al enorme escaparate que es Fruit.
No van mal las cosas para el sector almeriense. Al contrario. El frío, terrible y pegajoso diría yo que nos acompaña, ha llevado a nuestros productos a las cotas más altas de precios en lo que va de campaña. Claro que nunca llueve a gusto de todos. La crisis que asola a España está llevando a que algunos de nuestros compradores decidan no adquirir productos por este valor porque luego las estanterías de los supermercados no se vacían. Una consecuencia más de la dramática situación que se padece en nuestro país y, en menor medida, en la vieja Europa. Un empresario -silenciemos su nombre- se lamentaba de la injusticia del mercado. "Ahora que los precios nos permiten respirar no hay producto y el que se vende es tan alto que no todos pueden pagarlo".
A pesar de las dificultades, lo cierto es que Berlín está siendo un año más para Almería el caldo del mejor cocido que podamos imaginar. Atrás han quedado los malos momentos vividos por la crisis del E.coli y se perciben buenas sensaciones para los tiempos que llegan, incluso sabiendo que el acuerdo de asociación con Marruecos va ser aprobado y que serán los agricultores de esta tierra los que, con su espíritu de superación y su afán innovador, los que logren salir adelante.
No contribuye, como decía al principio, en nada el lugar que el Ejecutivo español y el andaluz en particular nos han ofrecido. Insisto, en la puerta de salida de la Feria y sin un nexo común de marca.
Les pongo un ejemplo de la arbitrariedad y la sosería en la que nos movemos. Justo al lado de Polonia se encuentra Catalonia y, dirán ustedes, ¿qué país es este? No se alarmen. Es Cataluña que acude sola y sin una mención a España y al valor de su marca en el mundo. No crean que el resto de regiones le andan a la zaga. España como tal figura en un pequeño epígrafe en Aragón, Extremadura o Murcia y, por supuesto, Andalucía, que no ha sido capaz aún de unificar al sector y abrazarlo dentro de un paraguas común. Será por aquello del mal de muchos. Sea como fuere, satisface y nos engrandece como provincia, ver como nuestros empresarios y empresas rompen moldes y se proyectan en un mundo tan complejo y de una competencia tan atroz. Se alejan del síndrome de esquina e, incluso si pueden, lo usan para agrandar nuestro valor.
No van mal las cosas para el sector almeriense. Al contrario. El frío, terrible y pegajoso diría yo que nos acompaña, ha llevado a nuestros productos a las cotas más altas de precios en lo que va de campaña. Claro que nunca llueve a gusto de todos. La crisis que asola a España está llevando a que algunos de nuestros compradores decidan no adquirir productos por este valor porque luego las estanterías de los supermercados no se vacían. Una consecuencia más de la dramática situación que se padece en nuestro país y, en menor medida, en la vieja Europa. Un empresario -silenciemos su nombre- se lamentaba de la injusticia del mercado. "Ahora que los precios nos permiten respirar no hay producto y el que se vende es tan alto que no todos pueden pagarlo".
A pesar de las dificultades, lo cierto es que Berlín está siendo un año más para Almería el caldo del mejor cocido que podamos imaginar. Atrás han quedado los malos momentos vividos por la crisis del E.coli y se perciben buenas sensaciones para los tiempos que llegan, incluso sabiendo que el acuerdo de asociación con Marruecos va ser aprobado y que serán los agricultores de esta tierra los que, con su espíritu de superación y su afán innovador, los que logren salir adelante.
No contribuye, como decía al principio, en nada el lugar que el Ejecutivo español y el andaluz en particular nos han ofrecido. Insisto, en la puerta de salida de la Feria y sin un nexo común de marca.
Les pongo un ejemplo de la arbitrariedad y la sosería en la que nos movemos. Justo al lado de Polonia se encuentra Catalonia y, dirán ustedes, ¿qué país es este? No se alarmen. Es Cataluña que acude sola y sin una mención a España y al valor de su marca en el mundo. No crean que el resto de regiones le andan a la zaga. España como tal figura en un pequeño epígrafe en Aragón, Extremadura o Murcia y, por supuesto, Andalucía, que no ha sido capaz aún de unificar al sector y abrazarlo dentro de un paraguas común. Será por aquello del mal de muchos. Sea como fuere, satisface y nos engrandece como provincia, ver como nuestros empresarios y empresas rompen moldes y se proyectan en un mundo tan complejo y de una competencia tan atroz. Se alejan del síndrome de esquina e, incluso si pueden, lo usan para agrandar nuestro valor.
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