Lourdes Lucio
Periodista
El camino seguro o el cambio andaluz. Los andaluces deciden hoy cuál de las dos opciones prefieren para gobernar la comunidad más poblada de España azotada como el resto por la crisis económica, pero más que ninguna por el paro (31% de la población activa). El PSOE lo tiene todo en contra por el devorador desempleo, el agotamiento tras 30 años de mandatos y el caso del fraude de los ERE, circunstancias todas ellas que el PP ha esgrimido como un dragón de tres cabezas.
Todas las encuestas, sin excepción, dan vencedor al PP de Javier Arenas. En lo que no se ponen de acuerdo los sondeos es en adivinar cuál será la magnitud de su victoria y de la derrota del PSOE. Unos estudios le dan ganador por clara y amplia mayoría absoluta y otros lo sitúan al borde. La más favorable para el PSOE es la del CIS, conocida a principios de la campaña, en la que se otorgaba al PP entre 54-55 escaños (cifra esta útima en la que está fijada la mayoría absoluta); 44-46 para el PSOE; y 9-10 diputados para IU. Estos son algunos escenarios electorales que se plantearán a partir de hoy.
La incógnita de la participación. Este dato es el más difícil de aquilatar en un sondeo. Normalmente, los encuestados siempre manifiestan su intención de ir a votar, pero luego van o no a los colegios electorales. Tampoco hay comparativas que sirvan para hacer un pronóstico más o menos certero. Estas son las primeras elecciones autonómicas desde 1990 que se celebran por separado. Entonces, el PSOE ganó con la participación más baja de las registradas en autonómicas (54,8%). Tampoco se sabe si el hecho de que los andaluces hayan sido citados a las urnas tres veces en 10 meses causará fatiga en el electorado.
Los indecisos. La encuesta de Metroscopia para EL PAÍS los estimaba en un 25%, alrededor de medio millón de votantes. Los socialistas confían en esta bolsa de votos para evitar lo que parece inevitable. La meta de los estrategas socialistas ha sido volver a captar al menos 120.000 votantes que le dieron la espalda en las generales para impedir la victoria incontestable de los populares.
Un Parlamento con mayoría absoluta del PP. El deseo de cambio político en Andalucía está muy extendido, según las encuestas. El escenario más probable es que el PP logre la mayoría absoluta, porque se pasaría de una hegemonía socialista a otra del Partido Popular en cuatro años. El tetracandidato popular, Javier Arenas, habría conseguido al fin su meta de presidir la Junta. Y Mariano Rajoy habría completado con éxito total el circuito electoral iniciado en mayo de 2011. El Gobierno del PP vería ratificada en las urnas la dura política de ajustes emprendida desde hace menos de tres meses.
El PSOE, sin seguro de vida. El escenario anterior dejaría al PSOE federal en la más absoluta de las orfandades. Andalucía, su “seguro de vida” como lo llamó la vicesecretaria general, Elena Valenciano, habría caducado. Cuando el PP ganó las elecciones generales de 1996, Andalucía fue clave en la recuperación del PSOE nacional. Desde aquí se pusieron en práctica políticas sociales diferenciadoras de la derecha, banderas que la ejecutiva federal esgrimió como propias.
La derrota en las urnas abriría en canal la crisis interna que ya late en el PSOE desde que perdió las elecciones municipales y generales. Aunque Griñán ha dicho que aspira a otro mandato como secretario general en el congreso ordinario del verano “pase lo que pase”, no será el único que se presente al puesto.
Suena la flauta. Uno de los motivos que llevaron a Griñán a separar las elecciones andaluzas de las generales era el convencimiento de que ir de la mano con Alfredo Pérez Rubalcaba era la muerte electoral segura, y en solitario, tal vez, un susto. Si el PP no logra la mayoría absoluta, se abriría la posiblidad de un pacto de gobierno o de legislatura con Izquierda Unida. El coordinador y candidato de IU, Diego Valderas, ha despejado esta incógnita, mientras que su diputado más indomable, Juan Manuel Sánchez Gordillo, ha afirmado que no impediría la investidura como presidente de José Antonio Griñán. Sería la primera vez que un pacto de izquierdas se ensayara en el Gobierno autónomo.
Las incógnitas de UPyD y PA. Algunos sondeos los ven dentro y otros fuera. Si por una carambola, Arenas necesitara de estos votos, el partido de Rosa Díaz ha dicho que apoyará a la lista más votada pero sin entrar en el Gobierno. La andalucista Pilar González afirma que estará “donde no esté UPyD”.
(El País)
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