Pedro Mena Enciso
Profesor de Historia
Parece increíble pero fue cierto que, en los años del franquismo, la mujer española carecía de la dignidad suficiente como para considerarse persona libre e independiente. Hoy recogemos algunos fragmentos históricos muy significativos de un tiempo ya pasado gracias a la profunda transformación que la democracia y el sentido común introdujeron en nuestro país. Vamos a fijarnos en algunos ejemplos del concepto de educación que la Sección Femenina puso en marcha durante décadas en toda España. Así, el 13 de Agosto de 1944, encontramos en la revista de la citada unidad femenina de Falange el siguiente párrafo que, desde luego, no tiene desperdicio: ”La vida de toda mujer, a pesar de lo que ella quiera simular o –disimular- no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse...” Repasamos la obra “Economía doméstica para Bachillerato, Comercio y Magisterio” que, en 1968, decía a las chicas: “Cuando estéis casadas, pondréis en la tarjeta vuestro nombre propio, vuestro primer apellido y después la partícula “de”, seguida del apellido de vuestro marido…Esta fórmula es agradable puesto que no perdemos la personalidad, sino que somos Carmen García, que pertenece al Señor Marín, o sea, Carmen García de Marín.”
Seguimos buceando para fijarnos en algunos párrafos extraídos de la misma obra: “A través de toda la vida, la misión de la mujer es servir…La primera idea de Dios fue el hombre. Pensó en la mujer después, como un complemento necesario, esto es, como algo útil”. En marzo de 1951, “Teresa”, revista de la Sección Femenina introducía este reportaje sin firma haciendo referencia a que una mujer no necesita hacer deporte porque: “Solamente la limpieza y abrillantado de los pavimentos constituye un ejemplo eficacísimo… los movimientos necesarios para quitar el polvo de los sitios altos, limpiar cristales, sacudir los trajes…son cultura física”.
Por último, y sin entrar en cuestiones prácticamente prohibidas para la mujer como todo lo relacionado con el sexo, vamos a citar otro párrafo del concepto de sí misma que tenía Pilar Primo de Rivera, y que se publicó en 1942: “Las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho”.
¡Qué vergüenza y qué pena al leer este escrito! ¡Vaya manera educar! ¡Qué ejemplo de indignidad para cualquier persona, sea mujer o no! En este momento de Almería en el Tiempo, me viene a la memoria una gran chica almeriense más o menos contemporánea a Pilar Primo de Rivera, pero muy diferente en todos los aspectos. Se trata de la insigne profesora Celia Viñas, que da nombre a un Instituto donde recaló en 1943, tras haber aprobado las oposiciones a Cátedra de Lengua y Literatura con el número 1. Duros momentos en todo el país para sobrevivir, aunque la joven profesora fue capaz de hacer una verdadera revolución hasta incluso introducir las nuevas corrientes pedagógicas que renovaron la educación, haciéndola más participativa y más humana. Además de ser valiente como docente supo reafirmar su condición femenina en aquellos tiempos de silencio y cerrazón mental. Celia luchó también por transformar una ciudad, como la nuestra, tan atrasada y abandonada. Por ello, utilizando como arma el aula, fue capaz de contagiar a muchos almerienses y, aunque apenas había recursos, tuvo la inteligencia de dinamizar la vida educativa, cultural y social de Almería. Para esta gran “Misión” tuvo la “Visión” de contar con los jóvenes que participaron en los teatros, plazas, radio, prensa, actos culturales, conciertos, conferencias, recitales poéticos, exposiciones y excursiones.
Actualmente la mujer española ha progresado a toda máquina superando esa educación represiva que ahogó sus posibilidades como ser humano durante tantos años. Siento satisfacción, y más como profesional de la enseñanza, cuando observo que mis alumnas demuestran una gran madurez y sí se puede decir que está superándose continuamente hasta alcanzar los mejores resultados académicos en el Bachillerato y en la Universidad. Es la revolución de la mujer que, en estas últimas décadas, ha conquistado con creces el lugar que por lógica le correspondía en la sociedad y que le ha sido negado históricamente, sobre todo en época de dictadura, donde pensar no merece la pena y mucho menos demostrar talento y sensibilidad, cualidades muy desarrolladas en una mujer.
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