Mar Verdejo Coto
Ingeniero-Paisajista
Estamos en una etapa crítica de la supervivencia de muchas especies, y entre ellas la nuestra. La agresividad que está imperando en nuestro mundo nos lleva a guerras y, con ello, a la autodestrucción. Vivimos en una sociedad en la que los valores masculinos son más valorados y premiados que los femeninos, por ejemplo, nuestra cultura premia desde la infancia a la competitividad. A lo largo de la historia, las sociedades patriarcales han dividido, y las matriarcales engloban, unen y protegen a sus moradores y su hábitat.
Rita Levi-Montalcini, neuróloga y Premio Nobel de Medicina, en su libro Tiempos de Cambios nos hace una interesante reflexión sobre la supervivencia de la especie humana, apelando a la inteligencia, creatividad, acción y compromiso como claves para conseguirlo. Tenemos que rediseñar el futuro con valores femeninos que hemos perdido como la habilidad emocional, la inteligencia intuitiva, la resistencia femenina, el esfuerzo, la solidaridad. Debemos de contribuir a nuevas formas de ver el mundo y estar en él.
La mujer, a pesar de lo que está viviendo, comienza a transformar la sociedad, con libertad, igualdad y sostenibilidad. Es necesaria una transformación radical del modo de pensar y vivir, y apelar al raciocinio, facultad exclusiva de nuestra especie, el Homo Sapiens. Se hace necesario dar paso a los jóvenes de ambos sexos y tenemos que recuperar en la sociedad el componente femenino del género humano. Las políticas educativas y de la infancia no están ayudando, hay que orientarlas para conseguir mayor equidad, paz y sostenibilidad.
El desarrollo sostenible de nuestra sociedad sólo se hará posible con la plena incorporación de la mujer. La equidad de género no es simplemente de justicia social, es tan prioritario como la supervivencia de la humanidad. Se ha comprobado que los países con mayor representación parlamentaria femenina tienen más probabilidades de ratificar tratados ambientales y crean áreas protegidas, lo que demuestra que son agentes de cambio en este proceso. Una sociedad con valores femeninos conlleva progresos sociales en la comunidad.
La Unión Europa, esta semana, ha tomado una serie de medidas para favorecer las cuotas de mujeres en los consejos de administración. Aún tengo en la retina de la memoria un artículo en el País Semanal con las fotos de los Consejos de Administración de las empresas más influyentes del país, el porcentaje de mujeres en las fotos era menor al 5%, eso sí mucha “hija” de directores generales. Seguimos sin enterarnos hacia dónde caminar, mediocres en las decisiones de dirección empresarial, y por supuesto, sin creatividad en las políticas. Sólo tenemos que mirar la cuota de gestoras en el ámbito político, y cómo se manifiestan y actúan: son reflejos caricaturescos del lenguaje masculino.
En Equo Andalucía, no sólo se parte de la equidad y total igualdad de oportunidades, sino que la democracia horizontal y participativa que estamos llevando a cabo, ha querido que en 6 de las 8 provincias andaluzas encabecen la lista y sean candidatas las que lleven ilusión y esperanza a Andalucía. Golda Meier, de las primeras jefas de gobierno del mundo en 1969, al preguntarle si no se sentía menoscabada por ser la única mujer entre todos los hombres del gabinete contestó: “No lo sé. Nunca intenté ser hombre”.
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