Juan Torrijos
Periodista
Santiago Martínez Cabrejas, el que fuera alcalde de la ciudad de Almería en dos ocasiones, acaba de decirle a Antonio Felipe Rubio que fue presionado por el PSOE contra los intereses de la ciudad que en ese momento dirigía. Me cuesta mucho trabajo creerle, qué quieren que les diga. Y si le creo, me parece vergonzoso por su parte que no lo denunciara en aquellos momentos. Si permitió y calló en su día las presiones de su partido contra los intereses de Almería y los almerienses, con lo se perjudicó a la ciudad y a los ciudadanos que él prometió defender en su toma de posesión como alcalde, no sólo no se merece que le pongan a una calle su nombre, lo que se merece es el desprecio de todos y cada uno de los ciudadanos que le votaron o no para estar al frente de la alcaldía en las dos ocasiones mencionadas.
A la denuncia de hoy le falta que don Santiago (Santi para los amigos) le ponga nombre y apellidos a aquellos que le presionaron. Si ahora ha sido valiente (cuestión que no fue en su momento), que acabe la jugada y nos diga los que centraban el balón contra los intereses almerienses y que él no fue capaz de neutralizar. Está bien y se agradece contar las cosas, incluso aunque sea a toro pasado, pero lo menos que se le puede exigir a un pro-hombre almeriense, al que se le quiere dedicar una calle, es que nos diga la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad de unas presiones en contra de nuestros intereses, cosa que los ciudadanos no conocíamos y que usted nos acaba de denunciar. Y que a estos políticos encima queramos ponerle una calle suena a tomadura de pelo. Nos lo toman, vaya si nos lo toman.
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