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Segunda vuelta

Isabel Morillo
Periodista

Segunda vuelta. De fondo el tictac de la cuenta atrás. Los candidatos han recorrido todas las provincias y encaran la semana final de una campaña que se escribe con erre de ERE , reforma laboral y Rajoy. En el ecuador, todos se sienten vencedores. Y es que para ser ganador antes hay que parecerlo. Las encuestas siguen hablando de mayoría absoluta de Javier Arenas pero los socialistas no caen en el desaliento, dicen que el PP se desinfla. El candidato popular, que está lidiando con duras medidas del Gobierno, sortea como puede la ola de recortes y se mantiene prudente.

No da nada por hecho, pese a que sus sondeos internos les dan dos escaños por arriba de los 55. Especialmente crecida está IU. Diego Valderas está celebrando una de las campañas más cómodas en este su tercer intento, con un protagonismo inesperado y al calor de los sindicatos, que llevan toda la semana jaleando contra la derecha.

De lejos llega el eco de los que aspiran a ser los minoritarios. La andalucista Pilar González solventa, con la inestimable ayuda de las redes sociales, una campaña en precario. El aspirante de UPyD tiene más respaldo económico y el tirón de Rosa Díez. Este es el retrato a brochazos de la caravana andaluza una semana después de que echara a andar.

Se han colado en la película electoral otros fotogramas. El paseíllo de un exdirector general de la Junta detenido por la trama de los ERE, esposado por la Guardia Civil antes de entrar en el furgón que lo llevaría a la cárcel. La jueza Alaya de blanco impoluto entrando a los juzgados. Las pancartas de los sindicatos y los gritos de indignación de los ciudadanos en la calle, calentando motores hacia una huelga general el 29 de marzo contra la reforma laboral del PP. Y de títulos de créditos del diccionario de La Moncloa como recortes, déficit, copago en sanidad o subida de impuestos flotan en el aire, como la primavera anticipada de estos calurosos días.

Arrancó la carrera con una encuesta del CIS que abría puertas a una alianza entre PSOE e IU. Llega al punto medio con otro sondeo, el Pulsómetro de la SER, que da mayoría absoluta al PP con el 46,7% de los votos y 10,7 puntos de ventaja sobre los socialistas. Es una encuesta mucho más pequeña (800 entrevistas frente a las 3.140 del CIS) a la que los socialistas hacen oídos sordos.

Entre sus datos: el 71% de los andaluces pide cambio político. Más allá de las encuestas, a los candidatos les habla la calle y a todos, casualmente, les dice lo que quieren oír. El socialista José Antonio Griñán se volvió ayer a mostrar convencido de su "éxito electoral". "Creo que incluso podemos ser la lista más votada", proclamó desafiando los pronósticos. Hasta ahora el máximo sueño electoral del PSOE era frenar la mayoría absoluta de los populares y formar un gobierno de coalición con IU.

Algunas, como el copago, las ha apuntado el Gobierno. Otras las barruntan desde el PSOE: recortes en sanidad y educación que harán tambalearse el Estado del Bienestar o subida de impuestos. Ayer sacaron a relucir una nueva amenaza: la supresión de las ayudas del PER. De eso el socialista Gaspar Zarrías dijo tener "certeza documental".

Arenas sigue con paso firme, imperturbable pese a los obstáculos que le pone la gestión de emergencia del PP, con una campaña de perfil bajo, insistiendo en la descomposición que trae consigo 30 años de gobiernos socialistas, en el más de millón de parados y en las "tropelías" del PSOE en la Junta, con el foco en el caso ERE. "No hay nada conseguido", advierte. Ayer situó a su partido "al borde de una mayoría de gobierno". Las polémicas las aborda a la defensiva: recortes, culpa de la gestión de Zapatero; protestas, responsabilidad de los líderes socialistas que se han puesto tras las pancartas.

Si el debate del copago lo pone contra las cuerdas, replica con que lo grave son las facturas impagadas en el SAS. Y ante todo, mucho diálogo y mucho pacto.

Así van, Griñán y Arenas con el pie en el acelerador hacia el 25-M.El socialista tocando el claxón para alertar de un adelantamiento por la derecha del PP. El popular sin hacer ruido, soñando con llegar al destino sin sorpresas. El favorito en las encuestas prudente, sin dar nada por hecho, para no desmovilizar a sus votantes. El presidente de la Junta mostrando euforia al margen de los sondeos, para que nadie baje los brazos o dé el partido por perdido sin que los andaluces hayan pitado el final.

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