Yo quiero bailar... ¡milongas!

Mar Verdejo
Ingeniero-Paisajista

A  finales de noviembre me invitaron a una conferencia muy especial: ¡Desde La Chanca por un mundo mejor! Once alumnos/as hicieron una cumbre en la que defendieron los Derechos de la Infancia, según la Declaración Universal de 1959: Erradicar la pobreza y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre géneros y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad de los menores de cinco años, mejorar la salud materna, combatir el sida y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar la alianza para el desarrollo son los Objetivos para el Milenio adoptados en el año 2000.

Aún lo recuerdo y me conmuevo. Nos dieron a los allí presentes una lección magistral, con naturalidad, y contundencia, como si fueran altos mandatarios. Y exigieron, entre otras cosas, a “los jefes” del mundo que todos los niños y las niñas se puedan alimentar cada día. Yo quiero tener jefes/as del mundo cómo ellos/as, respetuosos/as, pero sobre todo empáticos/as con el más débil, conscientes de la realidad, y aportando soluciones solidarias. Son niños y niñas de sexto de primaria del Colegio Público de La Chanca.
En Almería, cada vez más familias, la única comida caliente que tienen sus hijos, es la que le dan en el comedor del colegio. En el último año, las cajas de comida para paliar las necesidades de las familias almerienses han aumentado de manera “escandalosa”, o por lo menos a mí me escandaliza. Otros ni se inmutan. Las calles de Almería se llenan cada noche de mujeres alrededor de los contenedores de basura, en que los supermercados desechan la comida que puede servir de sustento a sus familias. No puedo mirar hacia otro lado, algunas han sido alumnas mías, mujeres luchadoras que solo quieren un futuro mejor para sus hijos. Y cuando no se tiene el qué comer, se deja de pagar la hipoteca, los préstamos, etc. Los vecinos solidarios (más de cien personas), en el primer desalojo que se ha hecho público, pero sobre todo mujeres solidarias en el barrio, impidieron el desalojo. Las mujeres del barrio a medida que venían o iban a la compra se unían, juntaron sus voces al unísono por sus vecinos, dispuestas a una resistencia pacífica. Las próximas pueden ser ellas y sus hijos, esto lo tenían claro. Con la paralización del desalojo, los vecinos se abrazaron. Si tuviera que describirlo con una palabra sería: emoción.
Hace unos días un amigo y compañero de EQUO me escribía: “Sucede que a veces el sentimiento aflora, notamos la presencia de los que no son tan afortunados y te reclaman acción, lucha pacífica, trabajo por las generaciones venideras, y que ya asoman a esta vida cruel, competitiva y despectiva hacia las personas. Hay dos palabras tatuadas en mi mente desde hace algún tiempo: Respeto y Empatía”.
No quiero que mi provincia se llene de caridad, sino de dignidad, porque somos un pueblo lleno de personas luchadoras, y con grandes posibilidades. Sólo hay que creer en nosotros y querer ver dónde están las soluciones. Por ejemplo nuestros yacimientos de empleo están en: energías renovables, agricultura ecológica, turismo sostenible, recuperación de nuestro patrimonio, la eficiencia energética de nuestros anticuados edificios, atención a nuestros mayores y los que más nos necesitan, etc. Para la mayoría de estas opciones ya hay o se prevén recortes. Es posible recuperarnos de esta crisis a la que nos ha llevado el sistema económico, con sus bancos y nuestros gobernantes. Tenemos los recursos naturales y humanos, ¿a qué estamos esperando?
Ahora es el momento de cambiar todo este paisaje humano, que los niños y las niñas no se merecen. Necesitan un futuro lleno de esperanza y de soluciones políticas adecuadas al tiempo que nos ha tocado vivir. Los mayores tenemos la responsabilidad con las nuevas generaciones, y para ello necesitamos otro tipo de política, diferente a la que ofrecen los partidos tradicionales. Son necesarias otras prioridades. EQUO ha nacido para hacerlo posible, y yo no sé si EQUO me ha encontrado o yo lo he encontrado a él. Lo único que sé, es que con EQUO y las personas que la componen es posible. Con ellas sí que quiero bailar milongas o lo que se tercie.

1 comentario:

  1. Preguntemos a un niño o niña de esos a los que haces referencia en tu artículo:
    -Si el mundo fuese tuyo...¿qué harías con ese mundo?-.
    En sus respuestas encontraríamos, sin duda alguna, lo que no encontramos en nuestros gobernantes...efectivamente esa capacidad de empatía que tan necesaria es para gobernar un país y que cada día que pasa el brillo de su ausencia es aún mayor.
    Por culpa de ellos estamos naciendo ciudadanos apolíticos; nada nos creemos ya, en nadie podemos confiar.
    Pero si algo tengo claro es que partidos como EQUO son los únicos que deberían echar a la calle a todos cuántos utilizan la política para dañar un país entero con familias mutiladas en cubos de basura.

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