Rafael M. Martos
Director de Diario de Almería
Que quienes se han tirado siete años criticando el "revisionismo" sobre la Guerra Civil y la postguerra impuesto por el PSOE a golpe de decreto, venga a hacerlo ellos es inaceptable, que además se haga arremetiendo contra la CULTURA es deleznable, pero que lo hagan dándoles vergüenza resulta ser tan humillante como patético.
Al alcalde de Huércal Overa le da vergüenza lo que ha hecho porque sabe que es un indignidad arrancar el nombre de Rafael Alberti del frontispicio del teatro municipal. Si no le diera vergüenza habría llevado el asunto a un pleno, donde su mayoría absoluta se habría impuesto, pero claro, tener que argumentar por qué hace lo que hace es tal vez peor que hacerlo.
Dicen, que el anterior alcalde socialista, el imputado por diversos delitos en varios sumarios, Luis García, se lo puso "sin contar con nadie", que se limitó a hacer una "encuesta en internet", y que por razones "políticas" le puso ese nombre. Qué despropósito todo. El actual alcalde tampoco ha contado con nadie, ni tan siquiera con una encuesta, y desde luego las razones políticas están mucho más claras desde el momento en que las otras justificaciones del cambio son inexistentes. Bueno, sí, hay una, una razón, me la ponían el otro día en el FB, y es que... Alberti no ha hecho nada por Huércal Overa... Vaya por Dios, eso sí que tiene peso... vamos, que se cae por su propio peso.
En realidad todos sabemos que es el revisionismo, que no quieren tener el nombre de un comunista en el principal centro de la cultura local, y es que en su impostura no reconocen que no se trata de su compromiso político sino de su genialidad artística. Por cierto, que además fue nombrado en 1983 Hijo Predilecto de Andalucía (ahí va ser que han hecho a tantos desde la Junta de Andalucía y por tan poco, que igual no es lo más vistoso), que fue doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz, que fue diputado en Cortes por el PCE... y renunció al escaño.
Qué pena penita pena dan aquellos a quienes un poeta universal les resulta indiferente, aquellos que son incapaces de apreciar la grandeza de un literato reconocido por intelectuales de todas las ideologías y uno de los que más premios y reconocimientos de todo tipo ha recibido en el mundo. Seguramente lo próximo será quitar la calle de Ramón y Cajal o el nombre al CEIP Príncipe Felipe. ¿Hay algo con Blas Infante? ¡Pues a la mierda con todos ellos!... Y es que donde se ponga la originalidad de tener una calle Ancha, otra de los Carros, la del Esparto, la del Mercado, la del Arco, la calle Carril y la calle Carretera... lo más original del callejero mundial sin lugar a dudas. Es más, igual nos encontramos con que todas las calles con nombres de ríos que no pasan por Huércal Overa deben ser eliminados, y los de países hispanoamericanos que tampoco han hecho nada por este pueblo... ¡A la hoguera con el callejero!
Dicen algunos que el teatro debía tener el nombre de su predecesor, no del del alcalde, sino del propio teatro que me cuentan que se llamaba Cervantes, y que por tanto el reconstruido debía haberse denominado también así o Nuevo Cervantes o algo así. ¿Y qué hizo Cervantes, don Miguel, por Huércal Overa? Desconozco si en alguna de sus obras hizo referencia a estas villas almerienses, pero en todo caso aquello de desvestir a un santo para vestir a otro, como dicen los devotos católicos, es un sinsentido. Si esa fuera la razón se habría dicho desde el primer día, y se habría efectuado un cambio, no como lo que se ha ejecutado, que es la eliminación total.
Lo único cierto de todo es que, mientras, el nombre de Rafael Alberti seguirá en los libros de texto, en las librerías, que sus versos en más de medio centenar de libros nos acompañarán siempre... del infame que lo quiere hacer desaparecer no se acordará nadie.
NOTA: Veo que en el ahora Teatro Municipal A Secas hacen una exposición de bonsais. ¿Sabrá el alcalde que ese arte floral japonés lo popularizó Felipe González? ¡A la hoguera con los bonsais!
Yo he leído a Alberti, fui a escucharlo (año escolar 78/79) e incluso intenté que me firmara un autógrafo. No reconozco en él tantos atributos como usted y tantos otros han lanzado a los cuatro vientos. Guardo para mí el sabor amargo y decepcionante que me produjo ese "grandísimo" poeta.
ResponderEliminarY, por supuesto,no deja de sorprenderme la repercusión social, política y cultural que ha producido la retirada del nombre de un teatro de pueblo, mientras que vemos pasar injusticias, sufrimientos ... por no hablar de lo que la mayoría de los políticos han hecho con el país.
Hablando de políticos, ya sabía que los bonsais son la gran afición de don Felipe González, del mismo modo que sé que tanto él como don José María Aznar se rieron de don Julio Anguita cuando decidió no percibir ninguna paga por su labor política y vivir con su sueldo de maestro jubilado. Está claro que todos los políticos no son iguales.