El Gobierno deja el Corredor Mediterráneo en puntos suspensivos

Enric Juliana
La Vanguardia

España está mal. Los eufemismos, medias verdades y aplazamientos acumulados durante quince largos meses de ciclo electoral han agujereado la credibilidad exterior del país. Los operadores (y especuladores) financieros que hostigaron el tacticismo de José Luis Rodríguez Zapatero ahora no acaban de creerse los primeros presupuestos de Mariano Rajoy. La prima de riesgo de la deuda pública vuelve a rebasar los 400 puntos. España entra en la fase más dura del ajuste con una avería económica escalofriante y su obra pública prioritaria para el 2012 consiste en acelerar el tren de alta velocidad Madrid-Galicia en el tramo orográfico de máxima dificultad.

La obra pública estrella del próximo año -eso dicen los presupuestos- será la costosa y compleja conexión de Zamora con la provincia de Ourense por Puebla de Sanabria, una sucesión de túneles que al ferrocarril convencional le costaron cien años de lentitud por falta de rentabilidad. Las obras empezaron a mediados del siglo XIX, bajo el impulso, entre otros, de don Práxedes Mateo Sagasta (diputado por Zamora) y no concluyeron hasta 1957, en tiempos del general Franco.

La España radial resiste, impávida, los embates de la crisis. Tres son las prioridades ferroviarias del Ministerio de Fomento en 2012: el AVE Madrid-Galicia, con horizonte 2015; la Y ferroviaria vasca (alta velocidad Madrid-País Vasco-Francia, con vistas al 2016), y la conexión de Madrid con el potente núcleo turístico de la Costa Blanca, mediante la prolongación del AVE de Valencia a Alicante. El corredor mediterráneo de mercancías, proyecto estratégico reiteradamente reclamado por el empresariado catalán y valenciano -reconocido como prioritario por la Unión Europea-, queda en segundo plano.

La mitología del AVE es superior a los estragos de la crisis. Y el calendario electoral sigue marcando el ritmo de las obras públicas. Dentro de un año habrá elecciones autonómicas en Galicia y País Vasco, comicios que supondrán un test muy importante para el Partido Popular, dada la grave situación de la economía y teniendo en cuenta el significativo precedente andaluz. Tan alto es el envite, que el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, está estudiando la hipótesis de un adelanto electoral (otoño del 2012) para evitar la coincidencia con los comicios vascos, en los que el foco de atención estará puesto en la amplitud del voto abertzale y en el escenario post-ETA.

"No vamos a ser menos". El lema fundacional de la España de las autonomías es de una eficacia a prueba de dictados alemanes. La llegada del AVE a Ourense constituye un símbolo muy importante para Galicia, la más vieja nacionalidad de las Españas, con un hondo poso psicológico de tierra maltratada. El ex ministro socialista José Blanco quiso aparecer como el hombre del AVE a Galicia, pensando posiblemente en una candidatura a la presidencia de la Xunta, ahora difícil dadas sus vicisitudes judiciales. Aceleró las inversiones, optó por el tramo más difícil e identificó la obra con el PSOE. Evidentemente, el PP de Mariano Rajoy (Santiago de Compostela, 1955) y de la ministra de Fomento, Ana Pastor (Zamora, 1957), "no puede ser menos". Galicia es prioridad. Cueste lo que cueste: 1.217 millones de euros en 2012.

La apuesta por la Y vasca, un proyecto de Estado pactado por el PSOE y el PNV en el 2006, tiene una gran importancia estratégica: intensifica la comunicación Madrid-Euskadi, apuntando a la Francia atlántica; pone de relieve la fase post-ETA (violentamente opuesta al proyecto), y evidencia la entente del PP con el PNV, recientemente puesta de manifiesto en la elección de los órganos directivos de Kutxa Bank. La Y vasca (Vitoria-Bilbao, Vitoria-San Sebastián) es pieza fundamental del corredor atlántico, la otra gran alternativa al corredor mediterráneo, una vez aparcada por la UE la perforación pirenaica del Eje Central por Aragón. En el País Vasco hay partido y el PP quiere jugarlo. Cueste lo que cueste: 314 millones en el 2012.

Y ahora viene el truco del almendruco (dícese de la almendra mediterránea cuando aún está verde). Fomento sostiene que su principal inversión en el 2012 va al corredor mediterráneo (1.312 millones) sumando diversas actuaciones, la más importante de las cuales será la prolongación del AVE de Valencia a Alicante (para conectar Madrid con la Costa Blanca), amén de las obras en curso entre Barcelona, Girona y Figueres (con retraso) y el desdoblamiento Castellón-Vandellòs (vía única del siglo XIX por fin modernizada). Para la configuración del eje de mercancías, verdadera esencia estratégica del corredor mediterráneo, sólo se consignan 200.000 euros, destinados a un tercer carril suplementario entre Valencia y Castellón. Tercer carril adosado a la vía convencional, sin traza segregada. Pasillo mediterráneo. El català emprenyat ve confirmados sus temores. Y en Valencia, el ambiente empieza a estar caldeado.

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