Javier Aureliano García
Secretario Provincial del PP
Mientras PSOE e IU, los dos partidos perdedores de las elecciones autonómicas, siguen perfilando los detalles de un acuerdo que impida a los andaluces ver en el gobierno de la Junta al partido al que más votos otorgaron, seguimos sin atisbar medidas o planes de superación de la gravísima situación económica de Andalucía por parte de quienes propiciaron esta ruina.
Habrá que recordar a estos negociantes que en Andalucía sigue habiendo 1.200.000 parados y que la Junta de Andalucía está en una gravísima situación financiera. En este sentido, parece absolutamente indecente que, en lugar de trabajar para dar salidas de futuro a los andaluces, Griñán se dedique a dar forma a un pacto que pueda usarse como tapadera de la grave situación financiera por la que atraviesa la Junta de Andalucía. Lo único que tienen claro los socialistas y los comunistas es impedir el deseo de gobierno de los andaluces que hicieron del PP el partido más votado en nuestra Comunidad.
Al margen del mensaje que se traslada a la sociedad cuando se maniobra para impedir que el partido que ha ganado las elecciones pueda gobernar, se demuestra que la prioridad de Griñán no es corregir la deriva en la que la irresponsable gestión de los socialistas ha empujado a la Junta, sino en aferrarse al poder incluso sin haber ganado jamás unas elecciones.
Andalucía no necesita políticos que quieran atornillarse al poder, sino políticos que sean capaces de trabajar y gestionar con eficacia para poner en marcha políticas reformistas. Pero Griñán parece empeñado en hacer bueno el dicho de “cuanto peor, mejor”, porque si no asume que su modo de gestionar es inviable y ruinoso, no se podrán dar en Andalucía las condiciones necesarias para que se cree empleo y que los andaluces tengan oportunidades de futuro. Y lamentablemente el único interés del señor Griñán es forzar un acuerdo con IU que suponga, al precio que sea, arrojar un manto de silencio sobre el estado real de las cuentas de la Junta de Andalucía. Con la irresponsable excusa de convertir a Andalucía en una especie de bastión o reserva espiritual contra las reformas que, por poco que gusten, había y hay que adoptar y asumir, Griñán no parece dispuesto a trabajar contra la crisis, sino a trabajar contra Rajoy.
Y ese no es el camino. Andalucía y España se encuentran, después de los años de gestión socialista, con un déficit público insostenible, un alto endeudamiento con el exterior, una asfixiante falta de crédito y un preocupante descenso de competitividad de la economía española. Lo que los ciudadanos esperan y demandan de los gobiernos en esta situación no son soflamas libertarias ni el recurso a los discursos demagógicos de la izquierda más casposa y rancia, sino una acción responsable que consiga dar la vuelta a esa situación, preludio del fracaso multiorgánico, y comenzar a agarrar por los cuernos del control del gasto público el toro al que nos enfrentamos.
La responsabilidad y el sentido común son en estos momentos mucho más útiles para Andalucía y España que los lemas y las pancartas porque, aunque el señor Griñán no se quiera dar cuenta, la lucha contra el paro y la falta de perspectivas debe ser un objetivo prioritario, irrenunciable y urgente. Eso es lo que ha dicho por activa y por pasiva nuestro presidente regional, Javier Arenas, que está pidiendo a la Junta de Andalucía unos presupuestos nuevos en los que se cumplan los gastos y los ingresos y sirvan para combatir la crisis y recuperar la confianza de los ciudadanos. Y es que Andalucía, señor Griñán, necesita más eficacia y menos progresismo de salón.
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