El soterramiento de nunca empezar

Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería
 
No sé si alguien -o yo mismo- habrá escrito en alguna ocasión un artículo o un reportaje con semejante título. No me extrañaría en todo caso. Son muuuuuchos años con la misma historia. Desde que a alguien se le ocurrió la idea de soterrar las vías del ferrocarril a su paso por la capital ha llovido mucho, y eso que Almería es tierra de secano. Ya nos lo han dicho, y nos ha sentado como al niño que ya talludito le desvelan qué hay detrás de la Noche de Reyes. A esa edad él ya lo sabe, pero mira para otro lado si surge el tema, que mientras no se le informe oficialmente puede seguir añadiendo deseos en su carta. En Almería lo del soterramiento siempre ha sido más un asunto para la crispación política que una necesidad real y objetiva. 
 
Lo que la ciudadanía demanda en primer lugar son unas buenas comunicaciones ferroviarias, que es algo que interesa a toda la provincia, y en segundo lugar -porque sólo es importante para los vecinos de la capital- es que las vías desaparezcan de la faz urbana. Eso, que es tan fácil, simple y económico, se ha ido retrasando año a año, legislatura a legislatura, sencillamente por intereses políticos. 
 
Lo del tren ya va, lento, mal, pero va. Con mentirijillas, pero va. Llamando AVE a lo que no lo es, pero va. Llamando nuevo a lo que es un apaño, pero va.
 
Lo del soterramiento es lo atascado por culpa del peregrino argumento de que como otras ciudades han tenido esta solución, Almería tenía que optar por ella, y hacerlo porque es cara, porque si en otras se han gastado ese pastizal, Almería no puede ni debe ser menos. Si es lo que nos interesa o no, resulta ser lo de menos.
 
Políticos de diversa índole me han reconocido que les parecía la mejor solución para la capital llevarse la estación fuera de donde está ahora mismo, desarrollar urbanísticamente la zona, ganarla para la ciudad, facilitar su interconexión con el aeropuerto, con la autovía, tener espacio suficiente para crecer en dimensiones por si fuera necesario por el transporte de mercancías. Pero al final se imponía que todos coincidían en que "Almería no puede ser menos", o que "hay un acuerdo de todos los partidos políticos y sectores sociales"... ¿y? ¿Cuántas veces Almería ha tragado con mucho menos de lo que le correspondía sin que casi nadie levantara la voz? ¿Cuántas veces los políticos han incumplido los compromisos públicos?
 
Sólo dos motivos pueden parecer sensatos para sostener que la estación de ferrocarril debe permanecer donde está, y por tanto es incuestionable el soterramiento. El primero es que el tren debe llegar al centro de la ciudad, que es algo que sólo piensan quienes viven en ese centro, porque para todos los demás -los de los barrios, los de los pueblos, los turistas- da exactamente igual que esté en un lugar u otro porque siempre tienes que coger coche o taxi o autobús para llegar o salir. Además, ignoran no sé si deliberadamente o no, que el centro de una ciudad se mueve, y que Almería crece en una determinada dirección, y el centro se desplaza, como sucede en todas.
 
El otro es el puerto... que dicen que para el tráfico de mercancías. Bueno, cuando miren los datos del puerto y dejen de reir... seguimos con el tema.

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