Emilio Ruiz
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En víspera de las elecciones municipales del año pasado, en una conversación distendida con el candidato del Partido Popular a la alcaldía de Sevilla, Juan Ignacio Zoido –“por cierto, soy medio almeriense, pues mi mujer, Beatriz Alcázar, es de tu tierra”- me di cuenta de que el proyecto de unificación de las cajas de ahorros era una tarea imposible por culpa de intereses localistas, a los que había que añadir intereses personalistas. “Son estos intereses”, le dije al que unos días después iba a ser alcalde de Sevilla, “los que están haciendo imposible que Andalucía tenga un adecuado músculo financiero, que se tiene que canalizar a través de una sola caja de ahorros capaz de situarse entre los cinco o seis grupos financieros más importantes del país”. No se anduvo Zoido con rodeos y con una rotundidad que me dejó desconcertado, por sincera, me dijo: “Cualquier proyecto de fusión de cajas de ahorros en Andalucía pasa por que se acepte como sede de la nueva entidad la ciudad de Sevilla; en caso contrario, el ayuntamiento de Sevilla no lo va a apoyar”. Un deseo, o una exigencia, imposible de verse hecho realidad, pues tanto por volumen de activos como por solvencia Unicaja estaba muy por encima de Cajasol, y Málaga no se iba a doblegar fácilmente a los caprichos sevillanos. ¿No hubiera sido una temeridad de nosotros, los almerienses, establecer semejante exigencia el día que el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Almería (Cajalmería) se fusionó con la Caja de Ahorros de Ronda y otras entidades andaluzas para formar lo que hoy es Unicaja? Está claro que la generosidad que los almerienses tuvimos, a otros, no sólo a los sevillanos, también a los granadinos con su Cajagranada, les ha faltado.
Cajasol, diluida en Caixabank
Esta semana se ha conocido que Cajasol, tras su aventurero viaje por Banca Cívica, ha terminado diluida en el macroproyecto financiero de Caixabank, el banco de La Caixa. Banca Cívica, la entidad formada por Cajasol, Caja Navarra, Caja Canarias y Caja Burgos, ha sido valorada en 977 millones de euros. Es una valoración pendiente de auditorías, que puede ser inferior, como parece que finalmente la va a ser, si aparecen elementos extraños. Aún dando por buena esa cifra, la participación de Cajasol en Caixabank se limitará al 1% del capital social. Antonio Pulido, el factótum presidente de Cajasol y copresidente de Banca Cívica, verá concentradas todas sus ansias de poder en un simple sillón del consejo de administración de Caixabank. ¿Para este viaje se necesitaban tantas alforjas?
Cajagranada puede ir por el mismo camino
Algo muy parecido a lo que ha sucedido con Cajasol puede pasar con la otra caja de ahorros andaluza obstaculizadora del desarrollo del proyecto de caja única, la Caja General de Ahorros de Granada, Cajagranada. La entidad que preside Antonio Jara ni siquiera se molestó en iniciar conversaciones con el resto de cajas de ahorros de Andalucía. Creyó descubrir el Mediterráneo en una aventura de fusión con Cajamurcia, Caixa Penedés y Xa Nostra para formar BMN (Banco Mare Nostrum), una entidad que también está abocada a diluirse en otra de mayor tamaño. Lo que es la vida: ni siquiera se descarta la posibilidad de que BMN termine en brazos de la Unicaja Banco.
El proyecto de Caja Única andaluza que no pudo ser
Hace tan solo unos meses Andalucía tenía cinco de ahorros: las ya mencionadas, más la pequeñita Caja de Jaén, integrada en Unicaja, y Cajasur, que terminó disolviéndose en la vasca Bilbao Bizcaia Kutxa (BBK), hoy, a su vez, integrada en Kutxa Bank. Intereses localistas y personalistas impidieron que se llevara a cabo el proyecto de Caja Única de Andalucía. Perdimos una oportunidad histórica de dotar a Andalucía de una entidad financiera fuerte y con presencia en todo el territorio nacional. Hoy, afortunadamente, esa posibilidad aún existe gracias a la gestión de Unicaja y de su presidente Braulio Medel. Pero algún día la sociedad andaluza tendrá que ajustar cuentas con quienes se consideran los culpables de la desarticulación del sistema financiero andaluz. Nos referimos a los señores Miguel Castillejo, presidente de Cajasur; Isidoro Beneroso, de El Monte; Juan Manuel López Benjumea, de Caja San Fernando; Antonio Pulido, de Cajasol (el resultado de la fusión de El Monte y San Fernando), y Antonio Jara, de Cajagranada. Ninguno de ellos ha tenido la generosidad de anteponer los intereses generales de Andalucía a sus intereses personales.
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