Griñán hace saltar las alarmas

Javier Aureliano García
Secretario General del PP de Almería

A medida que se van conociendo los detalles de las conversaciones que están manteniendo estos días las delegaciones del PSOE e Izquierda Unida para abordar la posibilidad de un pacto de gobierno, crece la inquietud y la preocupación de muchísimos andaluces que se temen que Griñán acabe conformando una alianza de perdedores que suponga la puesta en venta de Andalucía a la izquierda nostálgica a cambio de mantenerse en el poder. De ese modo Griñán no sólo volvería a ser presidente sin haber ganado jamás unas elecciones, sino que sería el responsable directo del hundimiento de Andalucía en un pozo de inoperancia y confrontación con el gobierno central.

Lo alarmante de las tomas de contacto previa de los dos partidos perdedores de las elecciones es que no se están avanzando propuestas o soluciones que supongan algún atisbo de esperanza o nuevas expectativas para los centenares de miles de andaluces que no tienen trabajo, sino simples ajustes de agenda familiar y el reparto indecente de cuotas de poder en un eventual gobierno. Y esto no es lo que necesita Andalucía en estos momentos. Andalucía necesita políticos de altura de miras y no gestores irresponsables y con escaso alcance de miras, como José Antonio Griñán, al que sólo le preocupa el modo de seguir atornillado al poder en Sevilla.

Y naturalmente, las alarmas están saltando por todos lados porque este juego de mercaderes constituye un peligro para Andalucía, que se convertirá en la región menos atractiva de España para las inversiones y en donde, si finalmente Griñán cede a la tentación de vender Andalucía a cambio de su poltrona, se dedicará más esfuerzo a obstaculizar las reformas que está poniendo en marcha Mariano Rajoy que a generar condiciones propicias para el crecimiento del empleo y la creación de riqueza.  Por experiencia, todos sabemos que el único efecto que produce la unión de PSOE e Izquierda Unida es el crecimiento del gasto público y la subida de impuestos, y eso es justo lo contrario de lo que habría que estar haciendo ya en Andalucía.

Sólo desde la irresponsabilidad más absoluta se puede entender que la primera de las preocupaciones de socialistas y comunistas a la hora de formar gobierno en Andalucía sea el reparto físico de las parcelas de poder, en un nuevo esquema que sólo generará más gasto público, más derroche y menos operatividad. A diferencia del proyecto que presentó a las elecciones Javier Arenas, y en el que se contemplaban inmediatas medidas de austeridad, contención del gasto y supresión fulminante de disparates y ocurrencias, los perdedores de las elecciones se están coaligando para seguir ahondando el profundo agujero en el que Zapatero, Chaves y Griñán metieron a Andalucía entera y planteando cuestiones que son gravemente perjudiciales, como la creación de cinco nuevos impuestos o realizando análisis sociopolíticos propios del siglo XIX, que lo único que han demostrado es que no funcionan.

Por desgracia, es evidente que los socialistas están dispuestos a mantenerse en el poder a costa de lo que sea, incluso de perjudicar y poner en riesgo la economía andaluza, haciendo todo lo contrario de lo que se tiene que hacer en nuestra comunidad para afrontar los problemas. Los andaluces no necesitamos soflamas, ni llamamientos, ni declaraciones de rebeldía, ni medidas cosméticas de una izquierda pasada de moda. Los andaluces necesitamos ejemplaridad, austeridad y control de cuentas públicas: justo para lo que Griñán ha demostrado estar absolutamente incapacitado.

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