Daniel Cela
El Correo de Andalucía
IU tiene permiso para gobernar con el PSOE. Los militantes se despertaron ayer con la noticia del ingreso en prisión del exconsejero socialista de Empleo, y por la tarde fueron al referéndum y dieron un respaldo masivo a la dirección para que forme gobierno con el PSOE. Pasadas las once de la noche, IU distribuyó los últimos datos provisionales. Con el 70% de papeletas contabilizadas, el 75% de los militantes apoyó el acuerdo político programático que alcanzaron las dos fuerzas. Ésa era la primera pregunta del referéndum, "la más arriesgada", dicen en la coalición, "porque si no hubiera recabado el apoyo mayoritario de las bases, no habría tenido sentido el resultado de la segunda consulta". La segunda pregunta planteaba dos fórmulas para desarrollar el programa: el 70% eligió entrar en un gobierno de coalición, justo el esquema que públicamente había defendido la dirección regional. Entre el 11 y el 15% prefirió un pacto de legislatura y el resto fueron votos nulos o en blanco. Las provincias que tenían su escrutinio al 100% fueron Huelva (el 85% dijo sí a entrar en el gobierno), Cádiz (87,9% a favor) y Almería. Con el 60% quedaron Granada, Jaén, Málaga, Córdoba y Sevilla.
El día de ayer fue frenético tanto para socialistas como para los comunistas. Hace sólo unos días, ambas formaciones creían que llegarían al día de la consulta con más serenidad. "No vamos a hacer un referéndum para perderlo", había dicho un diputado de IU. Pero la dirección regional no ocultó su "preocupación" por la mañana al conocer la noticia de la prisión de Antonio Fernández. Los sectores de la coalición más críticos con el pacto de gobierno habían retratado a un PSOE astillado por la corrupción, y hasta el final pusieron mucho empeño en advertir a las bases de que unirse a los socialistas significaría un "suicidio político" para la federación. Ese mensaje no cuajó. Desde la organización se dio a entender que el pacto de gobierno fue incluso apoyado en las asambleas de Osuna, donde el diputado díscolo Juan Manuel Sánchez Gordillo había ideado un referéndum alternativo contrario al acuerdo.
Lo que ocurrió ayer -a falta de que IU presente hoy el recuento total de votos- es el penúltimo capítulo de las elecciones autonómicas. La federación de izquierdas dobló el número de diputados el 25 de marzo (pasó de seis a 12), se convirtió en llave de gobierno, casi de inmediato dio la espalda al PP, que había sido la fuerza más votada, y a pesar del escepticismo reinante zanjó la hipótesis de que IU permitiría gobernar a los populares, como había sucedido en Extremadura. Luego una comisión de izquierdas se sentó a negociar con los socialistas durante dos semanas y entregó a sus bases un compromiso programático con 260 medidas y 28 leyes -que mezclaba las promesas de PSOE e IU-.
Finalmente sometió ese pacto a un referéndum vinculante y entregó a los 6.000 militantes la decisión de llevar a cabo ese programa o bien desde dentro de un gobierno con el PSOE, o bien desde la oposición, a través de un pacto de legislatura. Éstas son las preguntas que los afiliados se encontraron ayer en las papeletas: "¿Das tu conformidad al acuerdo político programático alcanzado en el trabajo de la comisión de diálogo entre IU y PSOE?" y "para el desarrollo del contenido de dicho acuerdo, consideras más adecuado formar parte del gobierno o un acuerdo de legislatura". IU dejó de contar ayer (públicamente) cuando aún faltaba un 30% del escrutinio total, pero se dio a entender que las bases habían abierto la puerta al gobierno de coalición. Si es así, los militantes han metido a su coordinador regional en el próximo Consejo de Gobierno andaluz.
Diego Valderas, butanero, camarero, albañil, peluquero, alcalde, diputado y presidente del Parlamento ocupará probablemente una vicepresidencia de la Junta. Al menos así de cerca le quiere José Antonio Griñán, para garantizar la estabilidad del pacto durante los próximos cuatro años. Después de la frenética jornada política vivida ayer, y de la reaparición de Javier Arenas con el discurso más feroz (que atesoró en campaña) contra el caso ERE, nadie duda de que está a punto de comenzar la legislatura más compleja, dura y difícil de la autonomía. El último capítulo será la semana que viene. Si nada trastoca el guión, Griñán será de nuevo investido presidente, y de inmediato socialistas y comunistas formarán el único gobierno de izquierdas que existe en una región de España.
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