Emilio Ruiz
Caja Rural de Castellón se encuentra integrada en el Grupo Cooperativo Cajamar, lo que supone una consolidación de balances, pero, al mismo tiempo, una autonomía en cuanto a marca y disposición de oficinas. El nuevo paso dado por ambas entidades es el de fusión total. La decisión ha sorprendido a los empleados de la entidad castellonense, que temen, de esta forma, un ajuste de plantillas. Pues no va a ser así. Será una fusión que tendrá consecuencias en el número de oficinas abiertas, pero no en reducción de personal. Los trabajadores de Caja Rural de Castellón han acogido con alivio este anuncio. Se cree que la fusión de ambas entidades sea aprobada por la Rural castellonense y la almeriense el próximo 10 mayo en asamblea general.
En cuanto al número de oficinas, es posible que, tras la fusión, se cierren las de Caja Rural de Castellón de la capital, Borriol y Benicàssim, donde existen duplicidades. “Se asegura que ningún empleado de estas oficinas va a perder su puesto de trabajo”, anuncian en fuentes sindicales.
Hay otro aspecto sobre el que los empleados de Caja Rural de Castellón ven la fusión con optimismo. Es el del régimen salarial. Los sueldos de los empleados de Cajamar son un 30% superiores a los de la caja castellonense. “A largo plazo deben haber también equidad en los salarios”, anuncian las fuentes sindicales, quienes añaden que “en otras cuestiones como planes de pensiones y créditos personales también tienen mejores condiciones, que serán trasladadas a los nuevos empleados de Cajamar”.
Caja Rural de Castellón tan solo tiene 104 empleados repartidos en 20 oficinas, todas en la provincia de Castellón. Cada oficina tiene una media de tres empleados. Cajamar establece sus oficinas con mayor rango de personal, en torno a seis empleados. Por esta circunstancia la recolocación de personal no es problema.
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