Luis Rogelio Rodríguez-Comendador
Alcalde de Almería
La difícil situación actual de España no puede ser entendida sin analizar lo sucedido antes de que el Partido Popular recibiera el respaldo mayoritario de los españoles en las urnas para pilotar la salida de la crisis. Por mucho que los socialistas se empeñen, las elecciones de noviembre ni pueden ser ni suponen un “cambio de ciclo”, como pretendía el señor Rubalcaba, sino un punto de inflexión en una situación de deriva y descontrol en la que su partido, el PSOE, y él mismo como vicepresidente del Gobierno de España, tienen una responsabilidad directísima. Y aunque no pretendo ni creo positivo exhibir permanentemente el argumento de la herencia recibida, es justo que, ante determinados planteamientos demagógicos, se recuerde que lo que está pasando es consecuencia directa de lo que se hizo y muy especialmente de lo que no se hizo antes.
Hace unos días Europa certificaba lo que veníamos diciendo en el PP desde hace meses: que el PSOE mintió sobre el déficit. Y lo peor es que esa mentira del PSOE de 25.000 millones de euros más de déficit la pagaremos todos los españoles. El gobierno de Mariano Rajoy ha tenido que adaptar sus medidas a una situación peor aún de lo que el PSOE reconoció y sobre la que el señor Rubalcaba mintió con plena consciencia de sus actos. Y esas cuentas falsas no sólo han generado problemas al Gobierno de Rajoy, sino que han provocado el aumento de la desconfianza internacional de España y el encarecimiento de la prima de riesgo que estamos pagando. Los más de 25.000 millones que ocultó el PSOE son los que ahora tiene que recortar el gobierno en los Presupuestos de 2012.
Les ofreceré unos datos que ilustran bien el alcance real de la herencia envenenada que nos ha dejado el PSOE: sólo en pagar los intereses de la deuda que dejó el PSOE, el gobierno tiene que gastar este año 30.000 millones de euros. Y de algún lado tendrá que salir ese dinero, porque lo que no podemos permitir es que España acabe en la quiebra o intervenida, como ha pasado con otros países cuyos gobiernos también mintieron acerca de la situación real de su economía. En estos momentos lo último que necesita España son los ejercicios de demagogia y cinismo en los que se ha embarcado el PSOE. La situación actual requiere la responsabilidad y el sentido común de una oposición realista y seria, que sea capaz de defender sus puntos de vista sin faltar al respeto y a la memoria de cuantos son conscientes de que eran ellos los encargados de tomar las decisiones antes del mes de noviembre del año pasado.
Por lo tanto, lo que deberían hacer los socialistas es pedir perdón a los españoles por su incompetencia en lugar de convocarlos a manifestaciones y movilizaciones callejeras. Los que han dejado a España por segunda vez en la ruina no parecen estar demasiado autorizados para convertirse en la conciencia moral y ética de nadie.
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