Exteniente de Alcalde del Ayuntamiento de Almería
Hay que agradecer a todos los presidentes que ha tenido la Diputación a lo largo de estos años el sostenimiento y mejora constante que han aportado, así como a todos los partidos políticos que han gobernado la Diputación , que hasta hoy han venido preocupándose de la felicidad de nuestros mayores.
Pero siento decir que en estos momentos esta continuidad parece quebrarse y se pone en peligro este empeño consolidado, no por razones de apretarse el cinturón en algunos gastos corrientes, sino en algo mas radical y salvaje, cual es la desaparición de la residencia misma.
El actual presidente ha decidido por su cuenta y riesgo para nuestros viejos cambiar el modelo, el lugar y la forma. Anuncia trasladar a los mayores a una nueva construcción en el centro de la urbe y prescindir de la actual. Su único argumento, según declaraciones en prensa, es que “su mantenimiento es más barato ya que no se les pagara a los trabajadores el plus de desplazamiento” (pienso si no propondrá eliminar el Campus Universitario por el mismo motivo. Pero, ¿no les resulta extraño este proceder de nueva construcción en plena crisis? ¿Qué se esconde? El señor Amat, sin decirlo, tiene como primer propósito recortar ayuda social del presupuesto. Sabe que será más barato una estructura concentrada al uso, donde los actuales módulos de
En segundo término, esta ruptura del bienestar de los mayores supondrá, al concentrarlos, menos personal, y el modelo elegido de construcción de ese edificio, similar a tantas residencias privadas, facilitará su entrega a una concesión privada para que la gestione. Si además quedan libres unos terrenos siempre pensados como destino socio-sanitario, se colma la visión de una mente neoliberal que sabe que podrían ser vendidos a empresas que se preparan para afrontar la expansión de la sanidad privada.
El negocio, que no ahorro, que proyecta el presidente queda completo, pero se perderá un modelo de bienestar de nuestros mayores más necesitados que ha costado muchos años conseguir. Al señor Amat debemos recordarle que el fin de todo político cuando preside una institución debe ser mejorar lo que encuentra y gestionarlo de la forma más correcta para la felicidad de los ciudadanos y no para los negocios, ni públicos ni privados.
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