Luis Pérez Montoya
Portavoz socialista en el Ayuntamiento de Adra
La señora delegada del Gobierno del Partido Popular en Servilla ha animado estos días a la Junta de Andalucía a hacer ajustes y eliminar duplicidades que ella entiende son prescindibles, invitando a la administración andaluza a abrazar las políticas neoliberales de su partido apretándose el cinturón como hacen los ciudadanos. Y no sería malo este consejo si no fuese por venir de donde viene, de una persona que hasta hace unos meses ha sido la máxima y casi única responsable de una administración pública que bien poco lo ha puesto en práctica.
Carmen Crespo, exalcaldesa de Adra y actual Delegada del Gobierno |
El Ayuntamiento de Adra, bajo el mandato de la Sra. Delegada en Sevilla, ha conseguido alcanzar el gran honor de ser uno de los que más facturas de proveedores tenía pendientes de pago de toda la provincia. Mas de 13 millones de euros que serán pagados con un préstamo por todos los abderitanos, además de los intereses correspondientes del 5 por ciento. Facturas que fueron guardadas cuando la Delegada del Partido Popular en Sevilla era alcaldesa de Adra.
En el mismo tiempo vendió las parcelas obtenidas del Pago del Lugar (patrimonio municipal) de manera contraria a la ley, según ha establecido el Juzgado de lo Contencioso Administrativo Nº 2 de Almería en una sentencia donde queda además bastante claro que el destino que se dio a ese dinero no se ajusta tampoco a lo establecido por la ley, la construcción de viviendas de protección oficial. En el mismo tiempo llegó a gastarse en un solo año más de 40 millones de las antiguas pesetas en gastos de teléfono o setenta millones en abogados para defenderse de frecuentes procesos judiciales. Y en el mismo tiempo, como prueba de su austeridad, mantenía nueve concejales liberados y convocaba todas las comisiones informativas el mismo día bajo su presidencia para no dejar de sumar estos ingresos a los que percibía como parlamentaria andaluza. Sí, lo han leído bien, nueve concejales liberados con sus buenos sueldos en un ayuntamiento endeudado hasta las orejas, con todos los servicios públicos privatizados, paralizado por la imposibilidad de hacer frente económicamente a obra o proyecto alguno y abandonado porque todo esto a ella le ha servido para marcharse a Sevilla y alejarse de estas preocupaciones que ahora se le antojan en exceso aburridas.
Y con este balance a sus espaldas se permite exigir al Presidente de la Junta que sea todavía más austero con los ciudadanos. Desde luego, la osadía no merece contestación, pero cuánta razón tenía quien nos enseñó aquello de haced lo que yo diga pero no lo que yo haga, consejos vendo que para mi no tengo o siempre habla quien más tiene que callar.
En el mismo tiempo vendió las parcelas obtenidas del Pago del Lugar (patrimonio municipal) de manera contraria a la ley, según ha establecido el Juzgado de lo Contencioso Administrativo Nº 2 de Almería en una sentencia donde queda además bastante claro que el destino que se dio a ese dinero no se ajusta tampoco a lo establecido por la ley, la construcción de viviendas de protección oficial. En el mismo tiempo llegó a gastarse en un solo año más de 40 millones de las antiguas pesetas en gastos de teléfono o setenta millones en abogados para defenderse de frecuentes procesos judiciales. Y en el mismo tiempo, como prueba de su austeridad, mantenía nueve concejales liberados y convocaba todas las comisiones informativas el mismo día bajo su presidencia para no dejar de sumar estos ingresos a los que percibía como parlamentaria andaluza. Sí, lo han leído bien, nueve concejales liberados con sus buenos sueldos en un ayuntamiento endeudado hasta las orejas, con todos los servicios públicos privatizados, paralizado por la imposibilidad de hacer frente económicamente a obra o proyecto alguno y abandonado porque todo esto a ella le ha servido para marcharse a Sevilla y alejarse de estas preocupaciones que ahora se le antojan en exceso aburridas.
Y con este balance a sus espaldas se permite exigir al Presidente de la Junta que sea todavía más austero con los ciudadanos. Desde luego, la osadía no merece contestación, pero cuánta razón tenía quien nos enseñó aquello de haced lo que yo diga pero no lo que yo haga, consejos vendo que para mi no tengo o siempre habla quien más tiene que callar.
(Diario de Almería)
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