Teleprensa
Editorial
El tono de las reivindicaciones se está elevando por momentos. Y no precisamente con palabras malsonantes que curiosamente, cuando se producen, proceden más de las filas del Gobierno y de algunos dirigentes del partido que lo sustenta que de esta manera tratan de desviar la atención. Sólo así se entiende que Esperanza Aguirre trate con tanto desdén a 'los de las barricadas', proponga que se suspenda el partido de Copa si hay pitadas contra el Rey, que el ministro Wert 'recuerde' a los rectores de todas España -todos, que aquí ha habido unanimidad- cómo funcionan las normas dictadas por Decreto Ley y se ofenda por el plantón, que el alcalde de Almería a grito limpio defienda los recortes para no costear a los 'gandules' de este país, o el primer edil de Níjar se haga portavoz del PP de Almería por un día y compare el trabajo de un policía local con el de un profesor para desmerecer la labor de este último y 'quitar hierro' a su bajada de sueldo, aumento de horas, etc, etc.
Los insultos, por tanto, no están saliendo precisamente de la boca de la gente que sale a la calle y que ya ha decidido no quitarse la gorra de la movilización en lo sucesivo.
A estas alturas, resulta incomprensible que el mejor argumento de nuestros gobernantes para hacernos un verdadero agujero en nuestras economías domésticas, además de no ayudarnos a encontrar empleo, sea eso de que 'esto lo que hay que hacer'. Parece que quienes están al frente del Ejecutivo creyeran que los ciudadanos de este país no estamos capacitados para comprender algo más allá de 'es así porque así es'.
Este Gobierno ha decidido ejercer su mayoría absoluta para poner patas arriba a un país que empieza ya a estar cansado. Eso es lo que le pierde a este Ejecutivo, las pocas ganas que tiene de gobernar para el pueblo contando para ello con el pueblo.
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