Javier Aureliano García
Secretario General del PP de Almería
Griñán ha empezado su nueva legislatura igual que terminó la anterior: marginando y despreciando a Almería. Ya decía con razón el que fuera secretario provincial de los socialistas almerienses, Diego Asensio, que Griñán estaba más atento a los intereses y a los equilibrios internos de poder del PSOE andaluz que a resolver los problemas de los almerienses. Por lo tanto y siendo fiel a su estilo, el presidente de la Junta no ha tardado ni una semana en mostrar a las claras que, para él, Almería ha sido y será un terreno abonado al agravio, a la discriminación y al ninguneo.
Como todos ustedes saben, días atrás el presidente de la Junta estuvo en Almería para celebrar un encuentro con los representantes del sector agrícola en el que, supongo, les explicaría las razones por las cuales no ha encontrado a un socialista almeriense capaz de defender como consejero de Agricultura los intereses del sector productivo más importante de toda Andalucía. Pues bien, el mismo día de la primera visita oficial del señor Griñán a Almería en este nuevo mandato, el campo almeriense celebraba en Níjar “Expolevante”, un importantísimo encuentro centrado en la agricultura de buena parte de la provincia de Almería. A pesar de las gestiones realizadas por el Ayuntamiento de Níjar y su insistencia en rogar al presidente de todos los andaluces que compartiese media hora de su tiempo con todos los agricultores almerienses representados en la Feria, el señor Griñán no se dignó a acercarse a Níjar y prefirió reunirse con otros portavoces del sector agrícola en la capital. Es más, cuando en un contacto posterior con los medios la prensa almeriense le preguntó al presidente de la Junta las razones por las que no había acudido a Níjar respondió con displicencia asegurando que, en su agenda, ir a Expolevante no era prioritario.
Naturalmente, el señor Griñán tiene otras prioridades diferentes a acudir a una muestra especializada organizada en un municipio en el que los socialistas ya no mandan, después de que sus vecinos hayan apostado por la gestión más eficaz y seria del PP. Para eso no hay tiempo. Y es que Griñán tiene un problema con Almería desde hace años. Y lo tiene dentro y fuera de su partido. Que lo tiene fuera es más que evidente y no necesita demasiada explicación. Basta con repasar los resultados electorales que obtiene en Almería. Griñán no perdona a los almerienses que le hayan calado y que, por tanto, no le voten a él y prefieran votar mayoritariamente por el Partido Popular. Y como al PSOE en general y a Griñán en particular no les importa hacer alarde de su sectarismo, no tienen reparo en mostrar su rechazo y su ojeriza a aquellos que no pasan por su aro.
Y por lo que respecta al problema que tiene Griñán en Almería dentro de su partido, pues qué les voy a contar que no sepan. Ya hablaba antes de las declaraciones del que fuera máximo responsable de los socialistas almerienses, que definía muy bien el talante de Griñán cuando aseguraba que estaba perjudicando deliberadamente a Almería. Griñán forzó un arreglo interno en el PSOE almeriense para eliminar a las figuras que a él le resultaban más molestas o amenazantes, a cambio de instalar en el partido una camarilla fiel pero manifiestamente incapaz de suponer un reclamo o un referente social. La mejor prueba del peso y la capacidad real del PSOE almeriense es la composición del nuevo gobierno andaluz, en donde los socialistas almerienses brillan por su ausencia. Pero todo eso a Griñán le da igual. Los almerienses en general no le preocupamos mucho. Pero lo que debería saber a estas alturas es que el sentimiento es mutuo.
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