Pablo Requena
Periodista
Efectivamente, como ha recordado el alcalde de Almería en un artículo, se acaba de cumplir un año desde la incontestable victoria del PP en los comicios municipales de la capital almeriense. Unas elecciones en las que Luis Rogelio obtuvo 18 concejales mientras que entre PSOE e IU apenas llegan la mitad de ediles –siete y dos respectivamente-. Hasta hace un año, el trabajo de nuestro alcalde y su equipo de Gobierno no ha debido ser, por tanto, tan malo; si no, es imposible explicarse que obtuvieran 45.000 votos a la par que su principal rival político, el PSOE, no alcanzaba los 18.000 votos. Y seguro que muchas son las causas de esta victoria, como el buen trabajo realizado en materias como la limpieza, la peatonalización de calles, las nuevas zonas verdes y demás asuntos conocidos por todos, incluyendo la división interna existente en el PSOE almeriense.
Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, alcalde de Almería |
Pero como a mí no me parerieron para alabar y pelotear sino todo lo contrario, vamos a ver qué han hecho, principalmente, LuisRo y los suyos en este último año. Y para ello deberíamos empezar hablando de la polémica zona azul. Ya saben, si quiere o debe usted aparcar en el centro de la ciudad, coja más dinero del habitual porque se lo van a cobrar bien y tenga presente que no puede estar aparcado en el mismo sitio más de dos horas seguidas. Esto se aprobó al poquito de esa contundente victoria electoral, y no ha servido, ni de lejos, para que el ciudadano haga un mayor uso de los numerosos parking públicos que el Ayuntamiento ha abierto en los últimos tiempos y que son más ruinosos que el Estado griego (ver cuentas de Emisa). Hace dos días aparcaba yo en el de Las Almadrabillas y doy fe de que había cuatro coches -el mío incluido- en todo el parking. Con los precios que manejan y los tiempos que corren, no me extraña nada que ocurra así.
También se han producido, siempre después de las elecciones del año pasado, numerosos aumentos de tasas e impuestos municipales (agua, basura, cementerios o IBI) y se están produciendo retrasos en obras como la apertura del mercado central (Amizián prometió que daría servicio entre diciembre y enero, y ya estamos en junio). Luego está el cachondeo de la ciudad digital y el papelón de Telvent y nuestro ayuntamiento, quien acaba de anunciar que anula el rescate por “temor” a perder el juicio. También podríamos hablar de vertidos de aguas fecales en las playas de la ciudad, o lo último –por ahora- que es la resignación cristiana con la que Luis Rogelio asume que el soterramiento es inviable hoy y mañana, si bien deja la puerta medio entorná a que se realice a largo plazo para quedar bien con más gente.
En definitiva, feliz aniversario a Luisro y los suyos, pero que no se ahoguen de éxito, que hay muchas, muchísimas cosas, por hacer en nuestra ciudad, y el voto no es un cheque en blanco que da patente de corso para hacer lo que se quiera.
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