Paraíso artificial

José Fernández
Periodista

Una carambola electoral va a posibilitar que los andaluces disfrutemos cuatro años más de la prolongación de un régimen probadamente ineficaz en cuanto a su capacidad de generar prosperidad y escandalosamente sospechoso de transitar demasiadas veces por el territorio de las sombras legales. Punto pelota. He ahí la principal consecuencia que podemos extraer del poco animado cruce de discursos parlamentarios que hemos estado siguiendo en las últimas horas.

Significativamente, el señor Griñán pasó de soslayo en su intervención por el tema de los ERES (pensará que las carambolas son eximentes morales y judiciales) y prefirió centrarse en su línea editorial habitual: la Arcadia andaluza tamaño A4 que existe nada más que en los folios que tan parsimoniosamente declama. Y es que alguien que crea al señor Griñán (es decir, alguien que nunca antes le haya escuchado) no dudará en pensar que Andalucía es un vergel de mieles y esencias situado entre el Tigris del progreso y el Eúfrates de la riqueza.

Y lo más gracioso es que la consolidación parlamentaria de este paraíso artificial va a hacerse efectiva gracias a Izquierda Unida, la coalición que ha logrado más poder que votos tras una campaña centrada en la repulsa ética de las presunciones delictivas que ahora, convenientemente estipendiada, apuntala. Enhorabuena: la tienda del visir ya tiene huríes. Y por si faltaba poco, parece que la intención del señor Griñán es plantear esta legislatura como un permanente desafío al Gobierno central, trasladando el eje de su acción política sobre dos cabeceras: la de la prensa cariñosa y la de la próxima manifestación. Apañados estamos.

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