Emilio Ruiz
La actualidad nos depara tal caudal de noticias que esta semana desearía reparar en al menos tres. La primera de ellas va sobre las palabras que el nuevo consejero de Justicia e Interior de la Junta de Andalucía ha dedicado a la jueza del caso de los “eres”, Mercedes Alaya. Dice Emilio de Llera que confía en ella porque “es muy trabajadora, no sé de dónde saca tiempo para estudiar y llevar para adelante no sólo este proceso, sino otros más complicados…”. Y remata el exfiscal: “… y encima sigue guapa”. Y bien, ¿aún nadie le ha dicho a este señor que comentarios de este tipo, enmarcados en ese contexto, también entran de lleno dentro del catálogo de expresiones machistas?
Mercedes Alaya |
Hace unos cuantos años un alcalde de un pueblo del Levante almeriense fue inhabilitado por pagar a un abogado 25.000 pesetas de la caja municipal sin haber pasado por el trámite de la Comisión de Gobierno. Justa medida, ciertamente, porque quien hace un uso indebido del dinero de todos merece la reprobación y el castigo. Ahora se ha sabido que el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar, dedica tres o cuatro días de la semana a darse la vida padre en Marbella con el dinero de los contribuyentes. Tras la denuncia, el fiscal ha ordenado el archivo del caso y los compañeros del denunciante han pedido a éste su inmediata dimisión por traidor. ¿Y a usted, lector, estas cosas no le crean cierto grado de depresión? A mí sí.
Algunos alcaldes de nuestra provincia se quieren pasar de listos y es el ridículo lo que están haciendo. Como paso previo al pago a proveedores, el Gobierno obliga a los ayuntamientos a hacer un plan de ajuste de las cuentas municipales. Y creen estos alcaldes que no haciéndolo o haciéndolo mal se libran del pago. Pura ignorancia ¿Nadie les ha dicho a estos señores que en esos casos lo que hace el Gobierno es retenerle la mitad de las transferencias estatales?
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