Vieja plaza


José Fernández
Periodista

Ustedes disimulen, pero a mi juicio el debate sobre las obras de la Plaza Vieja no está en si las losas van a ser de mármol, de otro material o de si se debe aprovechar esta actuación para promocionar el sector de la piedra natural almeriense, etcétera. Todo eso estaría bien si las obras no acumulasen ya un retraso formal de siete años (recuerden que el proyecto de rehabilitación fue presentado en 2000 y que la Junta se comprometió a que estuviera finalizado para los Juegos Mediterráneos de 2005) y no tuvieran en previsión un retraso añadido bastante considerable. 

Creo que entrar ahora en la procedencia estratégica de los materiales o en las dimensiones de las baldosas o en el tono de afinación del Fandanguillo del reloj no es más que seguir dando vueltas a una noria que hace ya mucho tiempo que está más seca que la ducha de un rastafari. El verdadero punto de interés está, al menos tal como uno lo ve, en determinar de una puñetera vez los plazos que faltan y apremiar a la administración responsable de la obra, la Junta de Andalucía, para que cumpla con Almería y con los almerienses y dejemos de tener el Ayuntamiento desbaratado y cubierto con una lona para que la gente no se muera de pena y de vergüenza. Todas las ciudades tienen en su plaza mayor y en su ayuntamiento los ejes y núcleos de su desarrollo urbano. Almería es la única capital de provincia andaluza que tiene esa zona sensible en carne viva desde hace siete años. Lo del mármol es, a este paso, un debate lapidario.

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