Isabel Morillo
Jefa de Andalucía de El Correo de Andalucía
Javier Arenas se ha despedido al más puro estilo Arenas. No hace ni tres semanas que contaba en los pasillos del Parlamento andaluz a un grupo de periodistas sus planes para su futuro político. Entonces aseguró que en el congreso regional que posiblemente celebrarían en septiembre iba a optar a la reelección como presidente del PP andaluz, que su número dos, Antonio Sanz, iba a seguir siendo secretario general, que su futuro inmediato no pasaba por Madrid y que aún quedaba mucho tiempo para decidir quién sería su sucesor y el candidato a pelear a la presidencia de la Junta de Andalucía en cuatro años. Pues bien, ha ocurrido todo lo contrario. Así es Arenas, posiblemente el político más político de todos los que han pasado por el Parlamento andaluz, un líder carismático y un personaje sin el que sería imposible entender buena parte de la autonomía andaluza.
En una rueda de prensa breve pero intensa, Sanz ha desvelado hoy que Arenas se marcha y que él le sigue . Se despedirán en un congreso que será los días 13,14 y 15 de julio. Una semana justo después del cónclave del PSOE andaluz. Ambos ocuparán despacho en Génova, ejercerán responsabilidades en la cúpula nacional del PP y no desocuparán, de momento, sus escaños en el Parlamento andaluz. Era lo lógico por más que Arenas lleve meses jugando al despiste. El desgaste por la victoria fallida del 25 de marzo ha sido gigantesco. El PP andaluz aún anda noqueado y por más que Arenas ha intentado ponerse al frente y tirar de su partido hacia delante el partido de la oposición en Andalucía todavía no se ha recuperado del enorme fiasco que supusieron las elecciones autonómicas.
Mariano Rajoy, que no ha escatimado en apoyos al líder popular tras su victoria con sabor a derrota, sabía de su decisión. De hecho, fuentes próximas a Arenas aseguran que la opinión del presidente del PP ha sido fundamental para que el dirigente andaluz se decidiera a dar el paso. El momento político en España es el más delicado puede que desde la Transición. Muchos apuntan a que se necesita a alguien del carisma político del dirigente andaluz para afianzar a un partido que ha dilapidado todo su capital en pocos meses acuciado por la crisis económica más dura e imprevisible de todas las conocidas. Sanz se negó a dar detalles sobre qué papel jugará Arenas. Ahora mismo ocupa la vicesecretaría de Política Autonómica del PP. Fue designado como el contrapoder de la poderosísima secretaria general, María Dolores de Cospedal, con quien Arenas mantiene una relación cordial pero tensa. Si vuelve a ejercer a Génova, cambiarán las cosas en el partido. Muchos apuntan a que Arenas deberá jugar un papel fundamental como portavoz y en la coordinación entre partido y Gobierno. Incluso no se descarta que pudiera entrar en el Ejecutivo en la próxima crisis. Ya fue ministro de Aznar en varias carteras. En el PP lo niegan todo. No dan ni una pista.
Hace poco más de tres meses, cualquiera en el Partido Popular, e incluso en el PSOE, habría dicho que Arenas se iría de vacaciones en agosto cumpliendo su sueño de ser presidente de la Junta de Andalucía. Lo dijeron reiteradamente las encuestas y lo dijeron las urnas en las dos convocatorias electorales que precedieron a las autonómicas. El PP andaluz por vez primera venció al PSOE en las municipales de mayo de 2011. Repitió victoria histórica en las generales de noviembre. Y ganó por vez primera en su historia en unas autonómicas. Pero lejos de la mayoría absoluta celebrada por anticipado por Mariano Rajoy en el Congreso del PP de Sevilla, Arenas se quedó en 50 escaños. Con margen suficiente para que PSOE e IU pudieran formar un Gobierno de izquierdas. El golpe fue letal. Ha sido el trance político más duro que ha tenido que afrontar el líder del PP después de llevarse los últimos ocho años dejándose la piel porque su partido abandonara la oposición 30 años después en el bastión socialista por excelencia. Y ha sido el golpe definitivo para que quien ha sido el responsable público más carismático de los populares en Andalucía cierre etapa en esta comunidad autónoma. A Arenas, que estaba en plan Quijote según sus allegados, se le ha resistido su tierra.
Arenas se ha enfrentado a las urnas andaluzas en cuatro ocasiones. En 1994, 1996 y 2008 se midió frente a Manuel Chaves. En 2012 lo hizo frente a José Antonio Griñán. Al presidente socialista en ejercicio le dedicó las palabras más duras en su debate de investidura en el Parlamento andaluz, le felicitó por ser presidente por segunda vez sin haber ganado en ninguna de las dos ocasiones en las urnas. Respiraba por una herida política que aún estaba abierta. Si no escapaba de la Cámara autonómica, el dirigente popular habría enterrado su carrera política a los cincuenta y pocos años. Estaba incómodo y dolorido. Tenía que irse de las Cinco Llagas y se le notaba.
Aún queda mucho camino por recorrer en el PP andaluz en las próximas semanas. Conociendo a Arenas, él ya tendrá su candidato a sucederle. No ha trascendido ni oficial ni oficiosamente ningún nombre. Carlos Rojas, el flamante portavoz parlamentario, está entre los mejores situados. Hay quien ya ha puesto a circular el nombre del alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido. Puede haber sorpresa, indican en las filas populares. En las próximas semanas deberá desvelarse la nueva cúpula del PP-A. Arenas tiene por delante uno de los momentos políticos más complicados. De sus decisiones puede que dependa el futuro del PP andaluz. Ahora le toca demostrar si de verdad su liderazgo es tan sólido e incontestable como desde fuera pudiera parecer.
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