Gibraltar

Joaquín Abad
Exdirector de La Crónica

La semana pasada tuve oportunidad de pasear por las calles de Gibraltar, engalanadas por la celebración del jubileo de su reina. La verdad es que recorrer cualquier zona de la roca te lleva a imaginar que estas en las típicas calles de la Gran Bretaña. Solo que en Gran Bretaña te entienden si hablas inglés y en Gibraltar los que te atienden, la mayoría, son andaluces. Pero los letreros, los policías, buzones y cabinas de teléfono, excepto que se circula por la derecha, te haces que estás a miles de kilómetros de tu país, cuando en realidad te separan cinco minutos de la frontera para volver a La Línea, ese pueblo gaditano que basa su economía en el comercio y mano de obra de la Roca.

Soy de los que como patriota diría eso del Gibraltar Español. Pero si aquello pasara a nuestra administración perderíamos un enclave turístico la mar de curioso, pictórico. Desaparecerían los letreros ingleses de los comercios y dejaría de tener interés darse una vuelta por ese territorio. Habría que conseguir que aquello no fuera un coladero o lavadero de dinero negro y de droga... Pero ya se sabe, los bancos ubicados en ese territorio, también con marca española, ganan más blanqueando que administrando ahorros. Eso lo sabemos porque esos bancos también ganan mucho blanqueando en países sudamericanos. Los turistas que andan por el sur siempre tendrán el aliciente de pasar la frontera y recorrer toda la roca en un solo día, con visita a las cavidades que sirvieron de defensa en tiempos bélicos y soportar unos monos que al parecer no hay quien termine con ellos.

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