Laura Rodríguez-Carretero
Portavoz de UPyD
Almería nunca se ha prodigado en la defensa de su patrimonio urbano. En la memoria colectiva esta “La casa de los pájaros” y la ignominiosa mañana de domingo en la que un vehículo sin identificar la derribara para gloria de bloque de viviendas y riqueza de propietarios. También el puente de mineral, esta vez indultado in extremis por la administración, pero con poco eco ciudadano sobre su rehabilitación. Y en este devenir ahora le ha tocado a la “Estación Vieja”.
E en el último pleno ordinario, celebrado el 30 de Abril, Pablo Venzal, después de llamar ignorantes y mal intencionados al concejal de IU y a los “columnistas, tertulianos, quintacolumnistas y opinadores” en general, argumentó largamente sobre las negociaciones llevadas a cabo con Adif y con el Ministerio de Fomento y celebró como un gran éxito la magnífica negociación llevada a cabo para conseguir un convenio con el que se pondrán en valor los suelos ferroviarios, consiguiendo un aprovechamiento no inferior a 125.000 m² . Dejando de lado su arrogancia y descortesía y valorando positivamente su gestión para conseguir semejante acuerdo, le faltó un detalle que pone de manifiesto su maniqueísmo: se olvidó de incluir en el acuerdo la recuperación de la antigua estación de Renfe para los ciudadanos de Almería.
En apariencia, es cierto que el proyecto de urbanización de la zonas cedidas por Adif pueden resultar beneficiosas para la ciudad. Se romperá en esa zona el “muro de la vergüenza” de la vía férrea, se crearán magnificas zonas verdes y al lado, gracias a su gestión, veremos como el edificio de la estación se desmorona y envejece poco a poco, sin que los ciudadanos podamos hacer nada, hasta que alguien abra en Facebook el grupo “Salvemos la Estación de Renfe”. Quizás Venzal no debería haber llamado a Rafael Esteban ignorante cuando mostraba su inquietud acerca del acuerdo logrado con Adif, sino más bien “vidente”, porque se hace evidente que detrás del acuerdo solo había un interés económico (de quienes sean, no es cuestión de entrar en valoraciones) y nada más que económico.
Con un poco de esfuerzo y altura de miras hacia quienes le pagan el sueldo, Venzal podría haber conseguido que la estación de Renfe pasara a manos de los ciudadanos de Almería e integrar la misma en ese proyecto urbanístico para su uso y disfrute.
De lo visto parece ser que el ocio, la cultura y el orgullo de tener una ciudad bonita sólo es posible si existe un interés económico/urbanístico, y si no, no importa que un edificio singular proyectado hace 122 años se caiga abajo, igual que el Cortijo del Fraile, más antiguo y emblemático si cabe que la estación y por el que ninguna administración mueve un euro. Los almerienses no necesitamos terremotos. Nos basta con el desinterés de nuestros políticos para que se perfile paulatinamente y de forma sistemática una Almería en ruinas.
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