Mar Verdejo Coto
Ingeniero Paisajista
La zona norte de la ciudad de Almería guarda un insospechado tesoro patrimonial, medioambiental y paisajístico. Dos barrancos frondosos, que son las arterias principales de un entramado aterrazado, donde el agua y las infraestructuras para canalizarla, almacenarla, y evitar sus daños por erosión, se combinan con un paisaje mediterráneo. Asombrosos son los valles y las crestas de la serrata, que se convierten en naturales miradores panorámicos de 360º de la ciudad y su bahía. Todo un privilegio tener un lugar como éste en una ciudad donde la falta de arbolado y espacios verdes para el esparcimiento son una “asignatura sangrante”.
Tenemos una ciudad carente de sombras por falta de arbolado y por podas drásticas a destiempo. El paraje comunmente conocido como La Molineta es de incuestionable valor etnográfico, ambiental, paisajístico y cultural. Destacan el canal de San Indalecio, la vía pecuaria, los endemismos botánicos y faunísticos, siendo la estrella indiscutible el caracol chapa, auténtico fósil viviente que tiene sólo tres nichos ecológicos no conectados entre sí, convirtiéndolo en una especie genéticamente muy vulnerable. Científicos, historiadores, naturalistas, y ciudadanos lo tienen claro: “No se entiende cómo la administración no lo ha blindado con un nivel de protección específico”.
Más de 10.000 firmas de ciudadanos y ciudadanas avalan un manifiesto en el que se dice qué es lo que quieren los habitantes de la ciudad: “Lugares para vivir, respirar y relacionarse. Una ciudad cada vez más humana, hermosa y agradable. Su crecimiento no puede estar en función del agobio, la asfixia y las carencias de espacios para el encuentro. Queremos una ciudad de horizontes abiertos, jardines y parques deliciosos, y reivindicamos un gran Parque Periurbano en La Molineta ”. Los vecinos, en una lucha cívica ejemplar de cómo hay que hacer participación ciudadana, llevan concienciando al resto de la ciudadanía desde el año 2005, cuando se avistaba que el nuevo PGOU amenazaba un lugar tan querido y familiar. En este camino se han ido sumando más de 60 colectivos y miles de ciudadanos concienciados en la Plataforma “Salvemos La Molineta ”, sensibilizando y dándola a conocer estoicamente con diversas actividades como semanas culturales, itinerarios organizados, actividades medioambientales, pedagógicas, audiovisuales, etc.
Pero una cosa es lo que quieren los habitantes de la ciudad y otra lo que nuestros gestores locales y autonómicos prevén para este paraje único. La Junta, con el POTAUA, dejó la zona “llena de flecos”, y el Ayuntamiento, que está terminando de ultimar el avance del PGOU sin participación ciudadana, está diseñando una bolsa de viviendas de lujo en las crestas, para la cual necesitará unos viales de servicio que atravesarán zonas con alto valor cultural y medioambiental. El año pasado la administración local permitió el desmonte de cornisas, en las que estaban anidando aves rapaces protegidas por ley, y la destrucción de la llamada “Cueva de Conan” para hacer un Centro Comercial. Se consiguió parar el desmonte. No existía el estudio de Evaluación de Impacto Ambiental, y si lo había aún no lo han enseñado. Según la ley , los ciudadanos tenemos derecho a la información. La herida ha quedado hecha y es irreparable, ante los ojos de todos, en la entrada de la ciudad. No pueden seguir despreciando lo que los ciudadanos quieren, ni la ciudad que soñamos, y no todo vale. En Andalucía, zonas con menos identidad y sin ser zonas naturales se han protegido y se han adaptado como parques periurbanos, como por ejemplo el Parque del Alamillo, situado en la isla de la Cartuja . Pero, claro, Sevilla queda muy lejos para conocer y valorar La Molineta.
más de acuerdo no puedo estar...
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