José Fernández
Periodista
La situación de interinidad o provisionalidad del puesto de trabajo conduce a las personas ("seres humanos del mundo", como definió con antropológica globalidad una inolvidable concejal socialista del Ayuntamiento de Almería) a situaciones de estrés emocional capaces de nublar la razón y alterar los comportamientos. Lo cierto es que en la marejada de la incertidumbre quien no sabe a qué punto se dirige no encontrará nunca un viento favorable. Sólo así se entiende que la todavía delegada de Empleo de la Junta en Almería, Francisca Pérez Laborda, se dejase ver en la reciente manifestación que los sindicatos habían convocado para protestar contra los recortes laborales. Y claro, ver a la máxima responsable del gobierno autónomo en materia de creación de puestos de trabajo en una manifestación en la que se criticaba el "reequilibrio financiero" (así lo llaman) de la Junta de Andalucía, sólo puede entenderse como un efecto colateral de la larga situación de definida indefinición que viven los altos cargos de la Junta en Almería, que a estas alturas todavía no saben si van o vienen, y eso que las elecciones fueron en marzo.
Sólo quien vive en la línea de sombra conoce bien la desorientación que produce no saber si sus órdenes son las penúltimas o si las miradas de sus trabajadores son el preludio de una despedida, un guiño burlón o un enigmático gesto de quien sabe más de lo que parece. Es cierto que Borges escribió que la duda es uno de los nombres de la inteligencia, pero ante tan prolongada suspicacia, al final es comprensible que te pillen manifestándote contra lo que tú representas… o no.
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