Juan Luis Valenzuela
Periodista
La “espantada” de Javier Arenas a Madrid dejando al Partido Popular huérfano de números uno y dos en tan solo 24 horas amenaza con crear una crisis en la formación andaluza de imprevisibles consecuencias. Aunque las críticas en este momento son solo subterráneas en una organización que Arenas ha dirigido “manu militari”, estas empiezan a aflorar y tendrán más visibilidad y posiblemente virulencia a medida que se acerque el congreso regional de julio en Granada. Todo indica que la estrategia de Javier Arenas imponiendo contundentemente y contrarreloj a Juan Ignacio Zoido como responsable del proceso pre congresual a la vez que nominándolo a dedo como próximo presidente del PP andaluz, más que un cortafuegos para parar las críticas internas ha servido para reavivar las rivalidades internas que casi clandestinamente existían y que ahora, huido el líder a Madrid, salen a la luz y se encarnan en una auténtica lucha por el poder que provienen de las ocho provincias. Zoido y el peso dado por Arenas al PP sevillano al final más que un muro de contención puede acabar siendo lo contrario, toda una mecha que podría acabar encendiendo al Partido Popular en Andalucía.
Claves del futuro del PP andaluzPara comprender claramente las claves de la futura crisis en la que la sucursal de Rajoy en Andalucía puede verse inmersa sería necesario analizar estos datos:
1) La frustración que a los dirigentes y militantes de provincias generaron los resultados que los populares andaluces obtuvieron en las elecciones autonómicas. Arenas y los medios de la derecha transmitieron desde meses antes que el PP-A no solo sería el inquilino de la Junta sino que Arenas sería Presidente del Gobierno andaluz con un resultado apabullante y que los comicios constituirían un paseo militar. Una vez conocido el fiasco electoral, la reacción de destacados dirigentes provinciales ha sido la de responsabilizar al aparato político de Arenas y en especial a la organización en Sevilla del fracaso. También incluyen a otras territoriales como Málaga, Huelva, Jaén y Córdoba de no haber dado suficientemente la talla en la contienda electoral al no lograr los objetivos que se preveían.
2) Como consecuencia de ese optimismo desmedido desde meses antes, tácita o públicamente, ya se habían repartido consejerías, direcciones generales y delegaciones de la Junta de Andalucía entre miembros y dirigentes de la formación de las ocho provincias. Casos como el de Elías Bendodo en Málaga que se las prometía muy felices cambiando el despacho de Diputación por la todopoderosa Consejería de Turismo y Deportes, son demostrativos de la situación de depresión poselectoral en numerosos miembros de la derecha andaluza que ahora pueden clamar venganza en el Congreso regional al contemplar como los dos grandes fracasados, Arenas y Antonio Sanz, se “colocan” bien huyendo a Madrid, dejando tirada a la organización y además imponiendo a dedo el liderato del PP andaluz en personas de su confianza.
3) Incluida en la “espantada” de Arenas otro aspecto ha agravado las iniciales y aun tímidas disensiones. Se trata de los modos y las formas utilizadas por el propio líder en su abandono a toda prisa. Y es que prácticamente salió huyendo al anunciar ante la sorpresa de toda la organización andaluza que se iba, tras dejar todo “atado y bien atado” en manos de Zoido, un hombre leal a él y perteneciente al centralismo pepero y fracasado sevillano.
4) En ese capítulo de la huida en 24 horas y de la cooptación de Arenas en favor de Juan Ignacio Zoido, ha hecho aun más daño que se conociera que todas estas decisiones fueron negociadas y acordadas en Madrid, en concreto en Génova 13, entre el propio Arenas, Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, marginando al PP andaluz, a sus bases y dirigentes, de una decisión tan trascendental para el futuro de los populares andaluces.
Amenaza de extensión de la crisisPor tanto, huida o espantada, decisiones en 24 horas, negociaciones en Génova 13, fracaso electoral y frustraciones en quienes se veían como cargos autonómicos, han formado un cócktail explosivo que amenaza con estallar y extenderse a toda la formación como una marea azul que puede provocar que emerjan antiguas rencillas -que existen desde hace años-, sacar a luz las rivalidades territoriales y aflorar las ambiciones y la lucha por el poder porque al fin y al cabo, lo que se dirime en unas semanas es el futuro del PP andaluz, quienes serán sus futuros dirigentes y sobre todo quien será el candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía en 2015. El terreno está abonado para la confrontación.
(El Plural)
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