Mojácar, Ros Mari y los plenos


Juan Torrijos
Periodista

A la alcaldesa de Mojácar no le gustan que le graben los plenos de su ayuntamiento. Que alguien se atreve, le echa encima a la policía. O deja de grabar o de patitas a la calle. Que el vecino se pone tozudo o tozuda, se puede ganar una noche en el cuartelillo y una denuncia de la policía local por un delito de desobediencia a la ley Cómo se las gasta el consistorio. A la señora alcaldesa le debe parecer muy democrática su postura. Ella es la que manda en el ayuntamiento y se hace lo que ella diga, quiera y le salga de sus entrañas.

¿A qué viene ese miedo a que le graben el pleno, señora alcaldesa? ¿No sabe usted expresarse bien? ¿No quiere que los vecinos la conozcan en su verdadera salsa política? Si los plenos son públicos, no entiendo que no se puedan grabar. Es más, creo que tendrían que ser las propias corporaciones las que pusieran a disposición de los ciudadanos, en este caso de los mojaqueros, lo que se dice y no se dice en el pleno municipal, en defensa de las posturas de los vecinos.

Hay ayuntamientos que convocan los plenos a unas horas en las que no pueden acudir los vecinos, con lo que una grabación podría darle a los ciudadano, y de primera mano, lo que se manifiesta en el mismo. Debería ser obligatorio, y además por ley, la grabación de los plenos. Y que alcaldesas como la de Mojácar no pudieran hacer de su pleno su cortijo. Si no lo graba el ayuntamiento, que lo pudieran hacer los vecinos. Se acabarían las posturas poco democráticas que nos ofrecen algunas corporaciones o alcaldes, como ha ocurrido en un par de ocasiones en Mojácar. No le gustan los medios libres, tampoco las grabaciones.

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