Isabel Morillo
Jefa de Andalucía de El Correo de Andalucía
El teléfono del alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, sonó el lunes tantas veces como el de Javier Arenas. O eso dicen desde la calle San Fernando, cocina del poder regional del PP, desde donde defienden a capa y espada que si hay en el partido alguien que suscite tantas adhesiones y simpatías como el líder saliente ese es Zoido. Arenas dejó marcado con claridad el camino tras su precipitada salida del partido en Andalucía y entregó a Zoido la presidencia de forma transitoria, con la responsabilidad de organizar el congreso que deberá elegir al sucesor los próximos días 13, 14 y 15 de julio. Marcaba así un modelo sucesorio en el que se queda en el aire el candidato a la presidencia de la Junta. Ayer el núcleo duro del ya dirigente nacional se encargó de remarcar que Zoido es el elegido no como presidente accidental sino para que se consolide en esa responsabilidad al menos durante los próximos dos años. Así se pronunciaron los fieles de Arenas, que casualmente son los que también suenan en las quinielas sucesorias: el alcalde de Córdoba, el portavoz Carlos Rojas o la delegada del Gobierno, Carmen Crespo. Ésa es la hoja de ruta pactada por Arenas y Génova, con el visto bueno de Mariano Rajoy y la secretaria general, María Dolores de Cospedal, aseguran en el PP. Todos además apelan a la "unidad" y se conjuran para preservar la paz interna pese al vértigo de perder a quien ha sido referente del PP-A desde 1993.
Solo Zoido, el elegido, se resiste o al menos en sus declaraciones sigue dejando entrever que su prioridad es la alcaldía de Sevilla. La salida es que compatibilice ambos cargos aunque deba de renunciar a su escaño autonómico. Igualmente hay un sector del partido, capitaneado por el PP de Málaga y que aún no se ha pronunciado oficialmente, que apunta que esa apuesta de transición tiene muchos riesgos. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, lo dejó claro y sobre Zoido dijo: "Lo veo un poco saturado de trabajo". Ese sector pide una apuesta directa por la renovación eligiendo a alguien joven, de la generación del 70, que puede desde el primer momento asumir el liderazgo y ganar espacio y discurso como candidato cuando haya elecciones andaluzas (supuestamente en 2016). Quienes pelean por esa fórmula señalan nombres como el del secretario de Estado, Juan Manuel Moreno -un hombre de Arenas en Madrid-, Carlos Rojas, José Antonio Nieto o Carmen Crespo. Zoido, ya al frente del partido y ante un conato de rebelión de los jefes orientales, convocó una reunión de urgencia la noche del lunes en Antequera. Próximamente, antes de que acabe la semana, convocará la Junta Directiva que deberá aprobar el calendario del congreso regional.
La alcaldía de la capital andaluza, conquistada hace un año por abrumadora mayoría absoluta por el PP, es a la vez el mayor obstáculo y el mejor aval para que Zoido alcance la presidencia del PP andaluz. Es un logro político que pone galones en el currículum de este juez en excedencia, pero es también un motivo de recelo más allá de la provincia. Existen rivalidades y localismos.
Además es un problema porque Zoido no quiere, de ninguna manera, dejar de ser alcalde de Sevilla. Es además diputado andaluz y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias. Aunque en un principio desde el PP se apuntó que esa acumulación de cargos era una losa, el discurso de la cúpula popular se ha matizado. Advierten de que no debe de existir ningún problema en que se puedan compatibilizar ambas responsabilidades. Si el secretario general del PSOE-A José Antonio Griñán puede ser presidente de la Junta ¿por qué Zoido no puede ser presidente del PP andaluz y alcalde de Sevilla?, inquieren intencionadamente. En el PP aprueban que el jefe de la oposición en Andalucía se quede como alcalde y renuncie, si llegara el caso, a su acta como diputado del Parlamento. Se volvería a un modelo en el que el principal referente de la oposición se quedaría fuera del hemiciclo. Así se desarrolló la política andaluza desde 2004 a 2008. Arenas desembarcó de Madrid sin escaño y tuvo que ejercer como pudo la oposición sin contar con el foco del Parlamento, el centro neurálgico de la política, donde se sentaba Teófila Martínez. El dirigente popular siempre ha dicho que ese modelo no funciona. Ahora el discurso cambia.
Aseguran que el peso político en la Cámara corresponde al portavoz parlamentario, Carlos Rojas, uno de los delfines. La incompatibilidad entre alcalde y diputado, que aprobaron los socialistas en el tiempo de descuento de la anterior legislatura, va a obligar a los diputados que sean alcaldes a elegir en breve entre una de esas responsabilidades. El Gobierno de Rajoy presentó un recurso de inconstitucionalidad, pendiente de resolver, contra la norma. Quedó suspendida por cinco meses, periodo que expira en septiembre.
Ayer se sucedieron las declaraciones sobre el futuro de Javier Arenas. El portavoz de Economía, Vicente Martínez-Pujalte, situó al andaluz directamente en el Gobierno de Rajoy.
Aseguran que para que se despeje esta incógnita habrá que esperar. Quizás más que para saber si Zoido será finalmente el sucesor.
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