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El último día del pasado mes de junio 1.564 socios de Caixa Rural Altea (Caixaltea), de los 13.000 con que cuenta la cooperativa de crédito, reunidos en asamblea, adoptaron el acuerdo de incorporar su entidad en el Grupo Cooperativo Cajas Rurales Unidas. Era el último eslabón de la cadena que quedaba pendiente de enlazar para que quedara cubierto el espacio con el que se ha conformado el nuevo grupo cooperativo surgido de la fusión del Grupo Cooperativo Cajamar, liderado por la entidad almeriense Cajamar, y el Grupo Cooperativo CRM (Cajas Rurales del Mediterráneo), liderado por la valenciana Ruralcaja. Cajamar y Ruralcaja sellaron, como se sabe, su fusión a principios de este año formando una nueva entidad denominada Cajas Rurales Unidas, Sociedad Cooperativa de Crédito.
También Caixaltea ha acordado adherirse a CRU |
22 entidades y
un solo grupo
Para no perdernos en este intrincado laberinto de fusiones y uniones conviene recordar que el nuevo Grupo Cooperativo Cajas Rurales Unidas es el producto de la unión de 22 entidades cooperativas de crédito que estaban integradas en dos SIP (Sistema Institucional de Protección) distintos. Procedente del Grupo Cooperativo Cajamar se integran en el nuevo SIP: Caja Rural de Casinos, Caixa Albalat, Caixapetrer, Caixa Turís, y Caja Rural de Canarias. Caja Rural del Duero, Caixa Rural Balears, CajaCampo y Caja Rural Castellón se fusionaron directamente con Cajamar.
Por parte del Grupo CRM se integran en el nuevo SIP: Caixa Rural Torrent, Crèdit Valencia, Caixaltea, Caixa Rural Burriana, Caixacallosa, Caixa Rural Nules, Caixalqueries, Caja Rural de Cheste, Caixa Rural D'Alginet, Caja Rural de Villar, Caixa Rural Vilavella, Caixa Rural Almenara, Caixa Rural Xilxes y Caixa Rural Vilafamés.
Una vez que todo este engranaje financiero comience a rodar plenamente, previsiblemente a lo largo de este año, los clientes almerienses de Cajamar, por lo que respecta a la parte que nos corresponde, tenemos que hacernos a la idea de que nuestra entidad de siempre, la antigua Caja Rural, da paso a una nueva entidad denominada Cajas Rurales Unidas (CRU), que, a su vez, es la cabeza visible de un grupo cooperativo del mismo nombre que hasta el día de hoy integra a 22 cajas rurales. Tanto CRU como el grupo cooperativo del mismo nombre tienen su sede social en Almería. Su presidente es Juan de la Cruz Cárdenas.
Oficina principal de Caixaltea |
La fortaleza de nuestra nueva
Caja Rural
A cierre de 2011, el nuevo grupo cooperativo de crédito almeriense tiene unos activos de más de 38.000 millones de euros, un coeficiente de solvencia del 12,33%, 968.851 socios, 3,3 millones de clientes, 6.352 empleados y 1.465 oficinas. Acapara el 44,6 % del negocio total del sector de las cajas rurales españolas, el 43 % de los activos, una de cada tres oficinas y uno de cada tres empleados.
Ésta es la situación en que la queda la antigua Caja Rural de Almería con su grupo de entidades asociadas a día de hoy. Una situación que, evidentemente, puede variar en un instante. El mundo financiero española se encuentra inmerso en un amplio proceso de fusiones, nacionalizaciones y adquisiciones. Nadie sabe a ciencia cierta cómo quedará el mapa financiero a la vuelta de unos meses. Sí se sabe que la prioridad número uno del Banco de España es “arreglar” el problema de las cajas de ahorros. El primer paso ya se ha dado al convertirlas en bancos. El siguiente será hacer agrupaciones de entidades que superan al menos los 150.000 millones de euros en activos. Unicaja, con Caja España-Duero, tiene unos activos de 80.000 millones.
En este proceso, las cajas rurales ocupan un papel secundario. No son motivo de preocupación para las autoridades financieras por dos razones: porque su volumen de negocio apenas supone el 5 % del sector y porque la exposición al riesgo inmobiliario es mucho menor que el de las cajas. Esta situación no quiere decir que las cajas rurales vayan a quedar por mucho tiempo al margen de movimientos de concentración. Ni mucho menos. Hasta ahora, el Banco de España se ha limitado a animar fusiones. La próxima recomendación tendrá aires de obligación. El proceso natural siempre ha sido la concentración de todo el sector de cajas rurales en una sola entidad, pero la Asociación España de Cajas Rurales nunca ha estado por la labor. La ruptura de Cajamar con la Asociación tiene precisamente su origen en esa actitud inmovilista, ajena a los nuevos tiempos que se avecinaban. El mismo camino siguió Ruralcaja.
El final de todo este proceso se ve con mediana claridad: dos, tres o cuatro entidades. Cajamar tiene el mérito de haber adelantado tanto camino que ya nadie le discute el liderazgo presente y futuro.
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