Griñán pìde ganar espacio social

Lourdes Lucio
Corresponsal de El País

La hoja de ruta que José Antonio Griñán quiere para el PSOE de Andalucía está clara. Después de tres derrotas electorales consecutivas, el secretario general socialista pretende que su partido recupere “la calle,” el pulso social y el terreno perdido tras el toque de atención recibido en las urnas. La idea está clara, aunque no lo está tanto el modo de ejecutarla. “Hay que estar con la gente, ser parte de la gente”, le dijo a los suyos en la defensa del informe de gestión de sus tres años de mandato.

Griñán va a ganar por goleada el congreso que supondrá su consolidación como secretario general después de su victoria política inesperada el pasado 25 de marzo, pero eso no significa que el cónclave que se celebra en Almería esté resultando pacífico ni una sucesión de aplausos consentidores ni de frases elogiosas. Nada de eso. Los reproches sobre la actuación de la ejecutiva se escucharon muy claros durante el debate de la gestión por parte de los representantes del sector crítico de cuatro provincias (Córdoba, Sevilla, Cádiz y Málaga), que plantearon listas alternativas de delegados, y del secretario general del PSOE de Jaén, Francisco Reyes. Quieren más reparto de juego e integración, algo a lo que no parece estar dispuesto Griñán. Cuando ayer se preguntó si estaba dispuesto a integrar a los críticos esté respondió: “Yo no tengo críticos, que sepa ¿no?”.

Será en la noche del sábado cuando Griñán, que este viernes cenó con todos los secretarios generales provinciales y el presidente de la gestora de Sevilla, empiece a negociar con todas las delegaciones. Pero el mensaje que ha recibido es que propicie la integración. Por ahora, lo que está decidido es que el portavoz parlamentario, Mario Jiménez, será el nuevo número dos en sustitución de Susana Díaz, a la que Griñán nombró consejera de la Presidencia.

“El centralismo insolidario se propone volver a los privilegios”
Griñán marcó tareas a su partido en dos direcciones: una externa, en relación con el Gobierno de Mariano Rajoy y su política de “estraperlo” ideológico, y otra acerca de los nuevos cambios que necesita el PSOE. Cada vez que la derecha ha gobernado en España, Andalucía, en manos del PSOE, se ha convertido en una especie de muro de contención. Ocurrió durante los ocho años de gobierno de José María Aznar y ocurre ahora, con un Ejecutivo de coalición de PSOE e IU, cuando el PP de Mariano Rajoy lleva seis meses de mandato. José Antonio Griñán convocó a los socialistas andaluces a combatir el contrabando ideológico que, según él, promociona el PP al abanderar la privatización de la sanidad y de la educación.

Griñán alertó a los suyos de que con la excusa de la crisis, “hay un riesgo cierto” de que renazca un “centralismo insolidario que se propone volver a los privilegios”. Y frente a ello, Andalucía será “un escudo” y “una factoría de alternativas políticas de España”. El presidente socialista defendió la decisión del Gobierno de coalición que preside de plantear batalla jurídica a decisiones que está tomando el Ejecutivo central como la reforma laboral, el copago farmacéutico o la privatización de la sanidad. Lo entiende como un deber. “Eso es también lealtad”, señaló Griñán, para quien la lealtad no puede ser “acatamiento o un trágala”.

Advierte al Gobierno de que la lealtad no puede ser un “trágala”
E intercalado con este mensaje marcó el rumbo que debe tomar el PSOE con alguna que otra mención a lo duro que han sido para él estos años desde que accedió a la presidencia de la Junta. En este sentido y sin mencionar a nadie en concreto dio las gracias a sus colaboradores más cercanos, a los que le “defendieron en los momentos más difíciles”. “No olvidaré las luces y las sombras”, añadió en lo que parecía un mensaje a navegantes.

Griñán quiere que el PSOE sea un proyecto colectivo mayoritario ya que de lo contrario se convertirá en “refugio de diletantes” y pidió un partido más fuerte, más unido, donde prime la “militancia ciudadana”. En este mensaje también insistió la secretaria de Organización, Susana Díaz, quien abogó por un “tiempo nuevo”.

Eso es lo que también pidieron los representantes del sector crítico de cuatro provincias. Por primera vez desde 1994, las delegaciones de Córdoba, Málaga, Cádiz y Sevilla hablaron por boca de dos portavoces, ya que fueron en listas separadas a los congresos de elección de delegados. Josele Aguilar (Málaga), Joaquín Dobladez (Córdoba), Rafael Quirós (Cádiz) y Antonio Gutiérrez Limones (Sevilla), todos ellos aspirantes a sus respectivas secretarías provinciales en los congresos que se celebrarán una semana mas tarde, coordinaron sus posiciones y planteamientos. Estos reclamaron mayor integración en la ejecutiva que hará Griñán a partir de la noche del sábado y lanzaron duras críticas por la derrota electoral de los socialistas, como la de que no solo había sido la crisis la responsable de la pérdida de apoyo electoral del PSOE. A estos críticos les unió su apoyo a Rubalcaba en el congreso federal frente a la candidatura de Carme Chacón, que escuchó desde la primera fila el informe de gestión. Pero Rubalcaba no está ni delante, ni detrás ni a un lado de este grupo. El secretario general ha pasado página y le entran sarpullidos cuando lee u oye hablar de rubalcabistas.

Según algunos asistentes, Griñán no aceptó de buena gana estos reproches. En tono de “bronca colectiva” destacó la incoherencia de algunos dirigentes. El informe de gestión fue aprobado por el 95,94%. El resto fue en blanco y noes.

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