Antonio Martín Beaumont
Director de El Semanal Digital
Mal sabor de boca. Una extraña sensación de enojo se ha adueñado de los despachos de altos cargos del PP en Génova. A los dirigentes les ha molestado que Javier Arenas esté jugando sin disimulos a ponerse en valor ante un nuevo curso en el que pretende pasar de ser invisible en el cuartel general de los populares a tener una presencia constante dentro y fuera de sus muros.
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Javier Arenas |
Tras su doloroso fiasco electoral y posterior renuncia a la presidencia de las siglas de Andalucía -sin ni siquiera encomendarse a quienes pasaban por ser cercanos colaboradores-, Arenas sacó la cabeza y buscó convertirse en coordinador general del PP, pero perdió ese pulso con María Dolores de Cospedal ya que Mariano Rajoy lo cortó en seco
. La secretaria general entonces públicamente llegó a asegurar que el puesto del andaluz era el de vicesecretario general de política territorial sin previsión alguna de que fuera a ocupar más espacio.
Pero
Javier Arenas busca ahora retomar un papel activo y relevante en el partido. Y así, anda creando numerosas expectativas a golpe de filtración sobre su regreso con dedicación plena como vicesecretario general. El caso es que ha logrado venderse como la solución al rumbo en ocasiones vacilante de la formación en la misma proporción que ningunea la labor de sus compañeros. No ha hecho falta más: todos en Génova han entendido el mensaje. A nadie se le escapa que esas maniobras de
Arenas, un tanto arrogante, han reabierto heridas justo en un momento en el que lo que se necesita es mirar al futuro y, sin medias tintas, tratar de frenar el coste que las decisiones del Gobierno de
Rajoy tienen en la opinión pública.
Hay un malestar evidente en algunos de los miembros de la cúpula popular, según ha podido constatar
El Semanal Digital. De hecho, desde el cuartel general de los populares se recuerda que el aparato ha estado dedicado en los últimos meses en la celebración de numerosos congresos regionales, incluido el de Andalucía, y provinciales a lo largo y ancho del país. Con el éxito de esos cónclaves se han volcado la secretaría general y los vicesecretarios generales de Organización,
Carlos Floriano, y de Estudios y Análisis,
Esteban González Pons. "¿Dónde ha estado
Javier Arenas?", se preguntan retóricamente las fuentes consultadas por este periódico.
Desde luego,
Arenas había optado por la discreción desde su despedida en el 13º Congreso del
PP-A a mediados de julio. Tampoco es que
Javier Arenas se hubiera prodigado demasiado en actos públicos hasta entonces. La Interparlamentaria de la familia popular en San Sebastián un mes antes le sirvió para volcarse en los pasillos con los periodistas. Con su habitual ironía, les dijo: "Estar atentos, voy a descolocar a
Cospedal". Subió al estrado sin estar anunciado, por sorpresa, cuando nadie le esperaba, y abrazó a la secretaria general. El gesto le permitió a un
Arenas en "segundo plano" ganar las portadas de los diarios nacionales.
Ahora, el que más y el que menos, sabe que
Javier Arenas, buen conocedor de los vericuetos de Génova, buscará arañar todo el poder que pueda a
María Dolores de Cospedal. Aunque también se conoce que a
Arenas siempre le ha gustado más aparentar que remangarse. Se verá según avance la partida. El tiempo lo marcarán los acontecimientos y las circunstancias. Lo que no se puede negar es que ha echado un órdago y ya se sabe que quien no arriesga, no gana. Además, guarda en el núcleo duro algunos comodines. De momento, han confirmado fuentes de la dirección del partido, se seguirán los estatutos de forma escrupulosa, pero nadie puede medir cuando saltará la chispa.
En puertas de una ardua
rentrée, llega para el centro-derecha el momento de habilitar estrategias para afrontar los choques de futuro. Quedan menos de dos meses para las autonómicas vascas adelantadas al tercer domingo de octubre. En horas veremos también el calendario electoral que
Alberto Núñez Feijóo decide para Galicia. Al mismo tiempo, los hechos juegan a la contra. El fantasma de la intervención sobrevuela la economía, mientras crece el malestar social. El
PP está obligado a mantener en marcha su maquinaria para frenar el desgaste del Ejecutivo.
Y sin embargo, una incómoda pregunta martillea el cerebro de muchos populares afectando su tarea: ¿Quién ganará la partida? ¿
María Dolores de Cospedal o
Javier Arenas?