El viacrucis de Carromero

Joaquín Abad
Exdirector de La Crónica

Este pepé parece que no acierta con sus cargos de las Juventudes. Hace poco debió dimitir el entonces Presidente de Nuevas Generaciones, Ignacio Uriarte, tras descubrirse que estaba bebido cuando su coche embistió a otro en febrero de hace dos años. Hubo su tira y afloja, pero la cordura, o la presión mediática, terminó por obligarlo a dimitir de sus cargos.

Carromero, con Aznar y Aguirre
Ahora es otro cargo de las Nuevas Generaciones del pepé quien, sin puntos en el carné, viaja como turista a Cuba y sufre un accidente mientras conducía un vehículo alquilado, muriendo Oswaldo Paya y Harold Cepero, dos significados opositores a la dictadura de Fidel.

El despropósito es que en España se ve que todos no somos iguales. Son muchos los ciudadanos españoles que, haciendo turismo en la isla caribeña, seguro que tienen encontronazos con el sistema de esa república bananera, sin que el Gobierno les envíe un abogado para que se haga cargo. Si con Carromero debe intervenir, por motivos que desconocemos y que igual simplemente era un enviado político para tratar con la disidencia, debería ser más discreto. Los agentes secretos deben ser secretos hasta cuando meten la pata y matan a sus contactos en un territorio hostil.

Como cualquier ciudadano que viaja a otro país, debería haber actuado con menos ligereza, por lo menos en cuanto a su conducción. Y si de su actuación mueren dos inocentes que viajaban confiados en su vehículo, deberá asumir lo que corresponda. Él vive. Su forma de conducir ha tenido graves, gravísimas, consecuencias. Por lo menos vive, que no es poco.

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