Kayros
Periodista
Todos los veranos se recrudece la vieja disputa entre taurinos y antitaurinos. Antes nos llegaba sin falta el artículo de Vincent, azote literario contra este espectáculo bárbaro de sangre y de moscas. Este año el debate ha adquirido aún más altura literaria: Sánchez Ferlosio ironiza contra lo que Esperanza Aguirre llama "El patrimonio de la humanidad". Por el contrario Vargas Llosa, Premio Nobel y con muchas lecturas españolas e iberoamericanas, defiende el valor de la fiesta.
La concejal socialista Inés Plaza, en los toros |
Nadie esperaba que Bildu dejara sin corridas a San Sebastián y se uniera al grupo de los antitaurinos. Si fuera verdad que este grupo es heredero político de ETA, como hay tantos que lo afirman, estaríamos ya rozando el puro surrealismo de la sangre. Curioso modo de apropiarse de la tradición cultural unos y otros.
Los taurinos dicen que es una fiesta amada por Picasso y Miguel Hernández. Confunden el toro del Guernica, que es símbolo de la brutalidad humana, confunden el verduguillo que lleva clavado el de Orihuela, con el capote de grana y oro en medio del redondel. Este debate no acabará nunca mientras haya una gente que goza en este mundo y otra que sufre. ¿De qué parte estarían los toros?
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