Joaquín Abad
Exdirector de La Crónica
Estamos asistiendo a toda una serie de actos propios de un estado débil. De las actuaciones de un gobierno acomplejado que no se atreve a tomar medidas económicas que han llevado a la quiebra de este país. Que no se atreve a enfrentarse a los de ETA y que cuando un etarra amenaza con huelga de hambre si no se le conceden beneficios penitenciarios, pues hablando claro, pierden el culo para que no se les cabreen.
Son muchos miles, quizá millones, los votantes del pepé que están decepcionados. Se les prometió actuar contra los despilfarros de los políticos, criticaban los cargos nombrados a dedo y hasta la fecha poco se ha hecho. Prometieron embridar las ínfulas de las autonomías y parecen acomplejados cuando se relacionan con los poderes autonómicos, verdaderos causantes del despilfarro que nos ha llevado a la ruina. Prometieron mano dura contra los violentos y ceden al chantaje de los presos de ETA.
Está visto. La clase política, en general, está dormida. No tiene coraje para imponer unas normas imprescindibles para que nos sintamos ciudadanos en vez de siervos a los que sólo nos llaman para votar de vez en cuando y pagar los impuestos, impuestos y más impuestos, para pagarles a los políticos sus ocurrencias, sus aeropuertos sin aviones, sus aves, y sus desaguisados en cajas que daban a sus amigos millones y millones que ahora debemos de pagar todos. Y claro, debemos pagarles toda la flota de coches oficiales con chófer, secretarias, miles de asesores, comidas, viajes en primera por el mundo...
Si el Partido Popular no se atreve, andamos mal. Muy mal. Habrá que esperar que otros sí se atrevan, si es que el sistema bipartidista pesoe-pepé les deja, que eso es otra. Hoy por mi, mañana por ti, perece ser la consigna.
Son muchos miles, quizá millones, los votantes del pepé que están decepcionados. Se les prometió actuar contra los despilfarros de los políticos, criticaban los cargos nombrados a dedo y hasta la fecha poco se ha hecho. Prometieron embridar las ínfulas de las autonomías y parecen acomplejados cuando se relacionan con los poderes autonómicos, verdaderos causantes del despilfarro que nos ha llevado a la ruina. Prometieron mano dura contra los violentos y ceden al chantaje de los presos de ETA.
Está visto. La clase política, en general, está dormida. No tiene coraje para imponer unas normas imprescindibles para que nos sintamos ciudadanos en vez de siervos a los que sólo nos llaman para votar de vez en cuando y pagar los impuestos, impuestos y más impuestos, para pagarles a los políticos sus ocurrencias, sus aeropuertos sin aviones, sus aves, y sus desaguisados en cajas que daban a sus amigos millones y millones que ahora debemos de pagar todos. Y claro, debemos pagarles toda la flota de coches oficiales con chófer, secretarias, miles de asesores, comidas, viajes en primera por el mundo...
Si el Partido Popular no se atreve, andamos mal. Muy mal. Habrá que esperar que otros sí se atrevan, si es que el sistema bipartidista pesoe-pepé les deja, que eso es otra. Hoy por mi, mañana por ti, perece ser la consigna.
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