"La cosa está que arde en Andalucía, esto es una putada del PP"

Juan Luis Valenzuela
Periodista

“La cosa está que arde, esto es una putada muy grande del PP a todos los andaluces”. Esa frase, en voz de un militante socialista veterano malagueño, tal vez tosca pero clarificadora, define cómo están los cuarteles de verano de la formación. Mientras, los coaligados de IU hablan de resucitar el espíritu del 28 de Febrero y de rebelarse en la calle. Diego Valderas Sosa, líder de IU y Vicepresidente del Gobierno andaluz, calienta el ambiente con un artículo en "El País" donde afirma que “El futuro está llamando con la voz de la gente” y habla de una “declaración de guerra de un pensamiento totalitario” en referencia a la política del PP.

Y es que lleva razón, más razón que un santo -con perdón-, el histórico socialista malagueño cuando exclama que “la cosa está que arde” porque “la derecha, otra vez, nos ha gastado a los andaluces una putada muy gorda“. En Andalucía los socialistas se sienten una vez más, pero ahora más que nunca, engañados, vilipendiados, amenazados y estafados por otro gobierno conservador. Lo hizo Aznar no reconociendo la deuda histórica y favoreciendo a otros territorios antes que al Sur. Y Rajoy lo ha repetido pero en forma más burda, más tosca y si cabe más torpe. Los monclovitas de hoy no disimulan -o no saben- la estrategia de asfixia a Andalucía. Aznar, mucho más listo que el torpón de Rajoy, lo hacía de manera más sibilina. Rato lo hacía a la manera florentina. En cambio Montoro cada vez hace más gala de su nuevo seudónimo, Cristóbal “Tontoro”.

Bloquear la gestión de la Junta de Andalucía, anular a los socialistas. Tras la encerrona del CPFF y el navajazo hasta el corvejón infrigido por Montoro a Griñán, la derecha ha desvelado en su totalidad sus planes contra Andalucía. Hay que acabar con cualquier atisbo de políticas sociales que pongan en evidencia la crueldad de la gestión del PP. No puede evidenciarse en el resto de España que otras políticas son posibles pues aceleraría la caída en picado en la que ya se haya incursa la derecha. Además las gallegas están a la vuelta de la esquina y el “sucesor” Feijóo puede quedar inhabilitado electoralmente de por vida. Hay que bloquear la gestión de Griñán. ¿Cómo? Ha sido muy fácil en principio. El CPFF impide por las bravas y sin diálogo previo que Andalucía pueda pedir préstamos hasta el límite que lógicamente podría corresponderle. El PP guillotina su capacidad de deuda a pesar de haber gestionado mucho mejor que otras autonomías de ellos. Ello podría implicar la imposibilidad de abonar nóminas a médicos, enfermeros, celadores, bomberos, asistentes sociales, profesores, maestros, auxiliares… Significa que no se puedan pagar a las farmacias, que no se puedan avalar ayudas a las pequeñas y medianas empresas, implica mucho, muchísimo. Es un perverso ardid y una mala arte para liquidar la gestión y poder decir desde el balcón de Génova 13 y desde los altavoces mediáticos de la derecha: “Españoles, ¿lo véis? ¿Estos parias eran los que iban a ejecutar políticas sociales? Ahí los tenéis, arruinados y sin capacidad de hacer nada".

“Aquí no se salva ni Dios”. “La cosa está que arde, esto es una putada muy grande del PP a todos los andaluces” dicen los socialistas. “El futuro está llamando con la voz de la gente”,  esto es una “declaración de guerra de un pensamiento totalitario”, repiten en IU. Pero no solo es el bipartito el que se está rebelando, como irónicamente le gusta decir al PP para denominar al legítimo gobierno de coalición de la Junta. La derecha en ese sentido es ingenua. También son los andalucistas, los independientes, los sindicatos -incluso los amarillos-, los colectivos sociales, las asociaciones de enfermos, los funcionarios, los parados, los agricultores, las minorías sexuales, las asociaciones de mujeres, los estudiantes, bomberos,  militares sin graduación… Como dijo el poeta Blas de Otero, “aquí no se salva ni Dios”. Por segunda vez en la historia de Andalucía -la primera fue el 28 de Febrero de 1980-, comienza a haber un consenso general de quién es el enemigo y ese ya está señalado. Se llama Partido Popular, Mariano Rajoy, Cristóbal Montoro, Javier Arenas, Juan Ignacio Zoido y cada líder provincial y local pepero que se sume al golpe de estado encubierto contra Andalucía.

Agosto caliente y sin vacaciones en los partidos. En los cuarteles generales de los partidos del Gobierno andaluz han prohibido las vacaciones de agosto. El mes se prevé caliente porque las decisiones del Ejecutivo central pretenden ser liquidadoras para Andalucía. El PP ve la excusa perfecta de la crisis y la amenaza de la intervención como falsa razón para arrasar con lo logrado en esta tierra rebelde en varias décadas de gobiernos progresistas. Es cierto, y no tiene nada de dramática exageración política, que si los planes presupuestarios de Rajoy con Andalucía siguen adelante puede que haya que cerrar hospitales o colegios. No es falsa alarma. Con 2.700 millones de euros menos y los recortes anteriores por imperativo legal, no cabe presupuesto alguno para mantener el Estado del Bienestar en esta tierra tan grande y tan poblada. Por ello la reacción de los andaluces, de sus fuerzas políticas y sociales y de sus ciudadanos será proporcional al daño y dolo que se pretende infringir. Lucharán no para que no se cierren hospitales sino ni siquiera el puesto de churros de enfrente del ambulatorio, no un colegio sino el más pequeño del centro de educación de adultos.

La fuga de Arenas. Solo Arenas en el PP parece que es capaz de augurar la dimensión de las protestas que se avecinan si Rajoy y Montoro no cambian sus planes de ahogo para la autonomía andaluza. Sólo él en el PP lo intuyó y por ello ahora se entiende por qué salió, de un día para otro, “escopeteado” para Madrid. Y por eso huyó y dejó en su lugar a un pardillo e ingenuo conmilitón como Juan Ignacio Zoido, el futuro enterrador del PP andaluz -y de paso de la alcaldía de Sevilla-, a manos del liquidador Montoro. Como excentrista efímero que fue en un pecado de juventud, el del Olvera sabe que esta tierra fue la tumba de la UCD y, como político veterano de la derecha andaluza, es consciente de que la situación puede repetirse. “La cosa está que arde, esto es una putada muy grande del PP a todos los andaluces” resopla con voz apagada por la edad el viejo socialista de base… y eso lo sabe también Javier Arenas. Otro 28 F no solo es posible, sino necesario y posiblemente casi obligatorio por la dignidad de los andaluces.
(El Plural) 

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